Aunque parece evidente su relación con mano, su origen es incierto. En principio, manopla designaba la pieza de la armadura antigua con que se guarnecía la mano; con el tiempo ha adquirido diversas acepciones como “prenda para cubrir la mano sin separaciones para los dedos” (DRAE 2014). Pero en gran parte de la América hispana, el Perú incluido, manopla es también un “arma de hierro en forma de eslabón, con agujeros por los que pasan los cuatro últimos dedos y que, una vez cerrado el puño, se usa para golpear” (Diccionario de americanismos, ASALE, 2010).