Este sustantivo masculino de origen incierto y hoy obsolescente en el Perú se aplicaba al galán o pretendiente. El término tenía un matiz semántico que iba de lo humorístico a lo despectivo. Véase esta cita de Palma en su tradición “La conspiración de la saya y manto”: Las limeñas de aquel siglo no sabían hacer patitas de mosca [‘letras vacilantes’] (¡qué mucho, si no se les enseñaba a escribir por miedo de que se carteasen con el percunchante!). Se documenta muy poco el femenino percuncha.