Este adjetivo viene del latín veterinarius, derivado de veterīnae ‘bestias de carga’. Como femenino tiene el sentido sustantivo de “ciencia y práctica de precaver y curar las enfermedades de los animales”. Como masculino y femenino, significa “persona que se halla legalmente autorizada para profesar y ejercer la veterinaria” y “perteneciente o relativo a la veterinaria” (DRAE 2014). Se documenta en nuestro castellano coloquial el uso particular de “clínica para el tratamiento de animales” (Diccionario de peruanismos, APL, 2016). Véase un ejemplo de La República: “Un sujeto ingresó a una veterinaria para exigir inmediata atención para un can moribundo…” (14/11/2018).
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