No beber agua de caño es una de las recomendaciones más repetidas por los médicos. Desde una infección estomacal hasta una gastritis son algunos de los riesgos por beber agua potable sin hervir, temor que se evidencia en el incremento de consumo de agua embotellada.
Según un estudio realizado por el Centro de Inteligencia de Negocios y Mercados de Maximixe, solo en el año 2014 la producción de agua embotellada en el país alcanzó un volumen de 635,6 millones de litros, 10% más que el año anterior. Considerando que las botellas de 650 ml cuestan entre de S/ 1 y S/1.80, los peruanos llegaron a gastar entre 953 millones y 1.716 millones de soles por agua envasada.
Pero, ¿por qué recurrir al agua envasada si podemos consumir agua potable?
EL INICIO DEL PROBLEMAEl recelo con el agua potable no es gratuito y proviene de su origen; es decir, del río Rímac, principal fuente de abastecimiento para Lima y Callao. Su alto grado de contaminación ha provocado que el Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal) aumente en S/ 30 millones el presupuesto para insumos químicos que garanticen su calidad.
“Nuestros costos de mantenimiento se han incrementado porque cada día el agua llega más contaminada”, reconoce Yolanda Andía, gerenta de producción de Sedapal.
Para dar un ejemplo, la presencia promedio de plomo en el agua del río Rímac aumentó en 41.7% en setiembre del 2015, respecto al mismo mes del año anterior. En cuanto a la concentración máxima, esta alcanzó los12 mg/l, más del doble de lo permitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) (0,05 mg/l) y superior en 200% en comparación con la medición anterior. Así lo reveló el informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) sobre estadísticas ambientales elaborado en octubre pasado donde también se menciona el incremento de otros metales como el hierro (en 141%) y aluminio (28%).
Además, la concentración máxima de materia orgánica creció en 27,8%. Esta proviene de los desechos de alimentos y aguas residuales domésticas e industriales que es descompuesta por bacterias, protozoarios y diversos microorganismos.
CALIDAD SOLO HASTA EL MEDIDORPese a la contaminación del Rímac, Sedapal asegura que luego de pasar por la planta de tratamiento, el agua está lista para ser bebida. “Garantizamos la calidad del agua, según los estándares del Ministerio de Salud, hasta el medidor del usuario. De nuestras plantas sale totalmente apta para el consumo humano”, enfatizó la gerenta de producción de Sedapal.
Es decir, solo hasta el medidor se sabe en qué condiciones está el agua pero al llegar a los caños esta podría estar contaminarse debido a las tuberías y cisternas de almacenamiento de cada vivienda.
De hecho, el Dr. Sergio Wong, director Ejecutivo de Salud Ambiental de la Dirección de Salud II Lima Sur, sostiene que es riesgoso tomar agua sin hervir porque nada garantiza que en las redes domésticas no se contamine con bacterias o coliformes.
“Hay estudios que han detectado la presencia de Helicobacter pylori (causante de gastritis) en algunos caños”, indicó a El Comercio.
Y esto se debe a la existencia de redes y tanques cuya antigüedad y falta de mantenimiento vulnera la calidad del agua potable provocando enfermedades como “gastroenteritis aguda, distesia, gastritis y en casos extremos puede ser amebiasis”, precisó Wong.
De acuerdo al especialista, son las municipalidades distritales a las que les corresponde de verificar que las redes, al menos de los locales comerciales, se encuentren en óptimas condiciones.
¿CÓMO GARANTIZAR SU CALIDAD?Además de la supervisión de las redes internas, es indispensable mejorar la calidad de la fuente, es decir del río Rímac.
“Los ríos se han convertido en cloacas”, lamenta el biólogo Juan Carlos Castro, director de Gestión de Calidad de los Recursos Hídricos de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), entidad que gracias al apoyo de Corea tiene previsto Plan Maestro para la Recuperación del Río Rímac.
Según explicó a El Comercio, de las 109 cuencas monitoreadas a la fecha el principal problema de contaminación son las aguas residuales domésticas. En el caso del río Rímac, cerca del 70% de contaminantes son coliformes; sin embargo, también es preocupante la presencia de metales pesados por pasivos mineros y los desagües industriales.
Por ello, han solicitado 6 millones de dólares a la Agencia de Coreana de Cooperación Internacional (KOICA) para implementar un sistema de sensores automáticos que envíen información a tiempo real sobre la calidad y cantidad del río Rímac. Según lo previsto, en junio KOIKA aprobaría la donación y en agosto iniciaría la implementación de dicho sistema.
¿Y los causantes de la contaminación? Castro Vargas indica que desde el año 2013 ANA ha impuesto 33 procesos administrativos sancionadores a industrias y municipalidades por el vertimiento de aguas sin tratar al río Rímac. De estas, 2 son agroindustrias y 11 metal mecánicas y curtiembres. Dichos procesos incluyen multas y la suspensión del vertimiento, pero depende de la Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) paralizar las actividades de las infractoras.
“Mineras no se han sancionado porque no se han identificado los dueños de los pasivos ambientales ubicados en la cuenca alta. Por eso, su remediación es asumida por el Estado”, precisó.
Otro paso para remediar la contaminación del río Rímac consiste en coordinaciones con el Ministerio de Economía y Finanzas para destinar 540 millones de dólares en la construcción de la planta de tratamiento de Huaycoloro, mejoramiento de la planta de tratamiento en Taboada y estudios para una represa en Santa Eulalia. Según el cronograma debería empezarse en el 2017.
“Según el Plan, la recuperación del río Rímac debería ir notándose a partir de los 5 años”, finalizó.