La última semana, la muerte de al menos cuatro niños en comunidades nativas de Loreto por un brote enfermedades diarreicas agudas (EDA), prevenibles en varios sentidos, ha puesto en evidencia nuevamente la fragilidad del sistema de salud peruano.
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Solo este año, la falta de control oportuno del dengue lo convirtió en el peor brote de esta enfermedad endémica con más 188 mil contagiados, tres veces más que el 2022, y 366 fallecidos, una cifra que supera la suma de todos los muertos por esta infección en los últimos siete años, incluyendo el devastador brote del año 2017, cuando el país también sufrió el Fenómeno El Niño.
No es lo único, el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC Perú) ha emitido alertas en los últimos meses un incremento de casos del síndrome Guillain-Barré, 37 brotes de la enfermedad Mano, Pie, Boca (EMPB) con un acumulado de 193 casos hasta junio y el incremento de enfermedades respiratorias agudas. Hasta la fecha, la neumonía ha causado la muerte de 114 menores de 5 años y más de 15 mil episodios. La mayoría de los casos se concentran en Lima, Loreto, Arequipa y Piura.
Al que se suma una subida de casos de leptospirosis, enfermedad zoonótica causada por el contacto con la orina de animales infectados. A la fecha se cuentan 8.050 contagios y 11 muertos, cifras que equivalen hasta el doble de lo registrado en los último años. Las defunciones han ocurrido en La Libertad, Loreto, Apurímac , Junín y San Martín.
Entre El Niño y la vacunación rezagada
Angela Uyen, médica especialista en control de enfermedades infecciosas y asesora de políticas de salud de Médicos Sin Fronteras, sostiene que una de las razones de los incrementos de contagios está relacionado con el cambio climático y El Niño. “Debido a la crisis climática, este tipo de fenómenos se vuelve más extremo, tiene temperaturas más altas, pero además se incrementa su frecuencia. Eso está estrechamente ligado a los vectores que pueden transmitir muchas enfermedades infecciosas, que se adaptan a nuevos lugares. Empezamos a ver mosquitos en lugares de altura o en lugares en los que ahora hace calor. Además, con el desabastecimiento de agua por las sequías, la gente empieza a guardar agua en depósitos y, como no hay un correcto saneamiento, empezamos a ver enfermedades diarreicas”, explica.
Raúl Urquizo, decano del Colegio Médico del Perú, añade que también es necesario prestarle atención a la incidencia de la malaria, zika y chikungunya, cuyo contagio se realiza también a través de vectores, en la selva y el norte peruano.
Ante reciente brote de EDA en Loreto, Theresa Ochoa, infectóloga pediatra y directora del Instituto de Medicina Tropical Alexander Von Humboldt de Cayetano Heredia, indica que se necesita realizar una vigilancia epidemiológica exhaustiva debido que este tipo de enfermedades están dentro de “los problemas de salud esperados tras inundaciones y lluvias”.
Sin embargo no es la única razón, ambas coinciden en las bajas coberturas en vacunación han dejado desprotegidas a miles de personas, especialmente a los niños.
Para ponerlo en números: a mitad de año, ninguna vacuna del esquema nacional para niños menores de 4 años supera el 40% de cobertura. La dosis contra el sarampión, enfermedad que mantiene una alerta regional, está apenas al 29.4%. “Hay sarampión en Ecuador y Bolivia. Estas enfermedades no necesitan pasaporte, simplemente pasan las fronteras”, advierte Urquizo.
Mientras que la vacuna contra la neumonía se encuentra al 37.8% de cobertura.
El rotavirus, uno de los principales agentes que causa la enfermedad diarreica aguda, tampoco llega a la mitad de la población a vacunar. A nivel nacional el porcentaje es del 40,6%, y en Loreto, epicentro del reciente brote, está al 31%.
Ya desde abril, el CMP advertía del riesgo de brotes de enfermedades erradicadas en el Perú por la disminución en la cobertura de vacunación. Ello a raíz del caso de poliomielitis detectado en Loreto después de 32 años. Se estima que se debería alcanzar un 95% de cobertura para evitar la reaparición de enfermedades inmunoprevenibles.
“La cobertura no solo ha caído en menores de 5 años, también para las personas mayores de 60 años y las gestantes. Estamos insistiendo en que ahora hay un incremento de enfermedades virales como la influenza y el virus sincicial respiratorio (VSR). Se necesitan barridos de vacunación porque la población ha pedido la confianza”, dice Urquizo.
Para Uyen, uno de los factores que contribuyen a la baja cobertura es el aumento de grupos antivacunas que se hicieron fuertes en la pandemia. Pero no solo eso, el COVID-19 también golpeó el primer nivel de atención que hasta ahora, tres años después, sigue sin ser priorizado.
“Cuando la pandemia llegó, ya arrastrábamos muchos problemas estructurales básicos. La infraestructura del sistema de salud, un problema de recursos humanos en salud, el financiamiento en salud, un nivel primario desatendido, problemas en el abastecimiento de medicamentos esenciales y otros. La pandemia no solo agravó estos problemas, sino que aparecieron problemas nuevos. Por ejemplo, hoy tenemos más grupos antivacunas que antes, hay más desconfianza en la inmunización”, indica.
MINSA
Este fin de semana y ante el incremento de casos, el ministro César Vásquez, junto a una brigada de salud, visitó las comunidades nativas de Inca Roca y Unanchay, en el corazón del Datem del Marañón, en Loreto, para atender a las personas afectadas por enfermedades diarreicas y infecciones respiratorias.
El Ministerio de Salud (Minsa), a través de la Dirección de Pueblos Indígenas u Originarios, la Gerencia Regional de Salud (Geresa) de Loreto y el Seguro Integral de Salud (SIS) realizó intervenciones sanitarias en las comunidades ubicadas en las cuencas de los ríos Corrientes, Tigre, Pastaza, Marañón y Chambira.
Para las intervenciones se contó con seis brigadas de salud conformadas por médico internista, médico neumólogo, médico pediatra, médico dermatólogo, médico general, nutricionista, enfermera, psicóloga, obstetra, técnicos en enfermería, técnicos en laboratorio y un coordinador intercultural.
Se realizaron atenciones de salud de urgencia y emergencia, actividades preventivo-promocionales, y de recuperación, así como la vacunación según Esquema Regular por etapas de vida, entre otras.
Las brigadas se desplazarán por las mencionadas cuencas de los ríos Corrientes, Tigre, Pastaza, Marañón y Chambira durante 15 días, iniciaron el 10 de julio y continuarán hasta el 25 del mismo mes, y se estima atender a más de 10,000 personas.
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