La única vez que Maycon Johnly se sintió discriminado por ser un niño que tenía voz fue hace un año, frente al despacho del alcalde de Yauli, su distrito en Huancavelica.
“Congreso de ratones”, le dijo riendo el alcalde Juan Quichca. Maycon, de 14 años, y dos compañeros suyos se miraron decepcionados. Los tres habían seguido al alcalde por semanas para que les firmara los certificados del Congreso Regional que todos los años reúne a cientos de niños y adolescentes que tienen algo que decir sobre su comunidad.
Se sintieron humillados.
“Pero conocemos nuestros derechos. Somos parte de esta sociedad y necesitamos que nos tomen en serio”, dice Maycon y la sonrisa inmensa de niño se le desaparece por un momento.
En Yauli, un pueblo incrustado en montañas de ichu color mostaza, este tipo de problemas es cada vez más aislado. Ahora es común ver a niños que se paran frente al público a opinar sobre su realidad o que pueden hablar sin sentirse cohibidos. Este es un hecho que ha ido progresando desde hace cinco años, cuando nació la Alianza Distrital de Líderes de Transformación (Adalit); un semillero de 400 pequeños comprometidos con lo que sucede en las 11 comunidades del distrito.
Por eso también el debate de niños con los candidatos al municipio de Yauli, que se dará este sábado 13, es visto como un evento más del pueblo. Y uno muy importante. Si son parte de la sociedad, las autoridades deben representarlos. Sin embargo, el debate no será solo un acto protocolar, sino un intercambio de ideas crítico. Maycon dice que hasta ahora no encuentran ninguna propuesta clara hacia la niñez de los siete postulantes.
“Solo nos ven como sujetos que deben ser protegidos”, dice. Maycon y el resto de niños trabajan a diario para tener un voto en las políticas dirigidas hacia ellos.
MÁS QUE DERECHOS
Adalit en Yauli, la organización de esos 400 menores huancavelicanos, es parte de una gran red de jóvenes de seis regiones del país: Lima, La Libertad, Áncash, Ayacucho, Cusco y Huancavelica. El trabajo es impulsado por la ONG World Vision, que los capacita en el conocimiento de sus derechos y deberes. El plan es que los jóvenes se independicen de la ONG y que autogestionen sus iniciativas.
Demetria Montes, representante de World Vision en Huancavelica, cuenta que esto ya ocurre.
“Los jóvenes van al municipio provincial o al gobierno regional y ya son parte de la discusión del presupuesto participativo. En el 2012 su propuesta de una casa para la juventud fue acogida como un proyecto”, comenta.
Maycon, quien es el coordinador de la red nacional, dice que para este año buscarán más espacios de participación, como el Consejo Consultivo de Niñas, Niños y Adolescentes del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (Mimp).