El reportaje sobre las posibles causas del extravío de cuatro trabajadores de la empresa Río Blanco Cooper, de Ralph Zapata, publicado en la edición regional del diario El Comercio de Piura, es uno de los finalistas de los Premios Nacionales de Periodismo del Instituto Prensa y Sociedad IPYS en la categoría Reportaje Regional, cuyos ganadores se conocerán mañana.
A las cuatro de la mañana del lunes 13 de julio, el ingeniero Orlando Pastrana tomó del brazo a Manuel Herrera y le dijo: “Manuel, la misión fracasó”. El geólogo intentó reanimarlo y le respondió: “Ingeniero no diga eso”, y luego Pastrana se quedó dormido. Fueron las últimas palabras del líder de la expedición de Río Blanco.
Dos horas después, la periodista Aleida Dávila despertó a Herrera para decirle que Pastrana había muerto. Le tocaron el pulso, su pecho,intentaron reanimarlo, pero fue en vano. Lo taparon con el plástico de la carpa y lo dejaron acurrucado cerca de una laguna, donde la noche anterior habían acampado.
Estaban perdidos, deambulando sin rumbo. Acampando donde los cogía la noche, esperando una ayuda que nunca llegó. La expedición, liderada por el ingeniero Orlando Pastrana, había partido de Huancabamba el viernes 03 de julio por la noche. Iban además el cocinero Segundo Tacure, la periodista Aleida Dávila, el geólogo Manuel Herrera y la enfermera Gladys Cunchaya.
Al día siguiente en la madrugada llegaron al pueblo de El Carmen, donde se les unió Aníbal Herrera y cuatro pobladores del lugar, quienes cargaron las mochilas y abrían camino con machetes. Caminaron por una trocha de herradura, pero en el trayecto la enfermera se sintió mal y decidió volver. El resto de la expedición siguió hasta una casa abandonada, donde descansaron.
El domingo 5 de julio siguieron hasta la vivienda de Herrera, donde durmieron esa noche. Al día siguiente emprendieron su marcha hasta el cerro Henry Hill’s, ex campamento de la minera Río Blanco.Allí establecieron su campamento. Luego Pastrana, Aníbal y el geólogo fueron hasta las perforaciones de la compañía, donde tomaron fotos y las coordenadas.
A las cinco de la tarde volvieron al campamento, donde se reunieron con el resto del equipo. No obstante, por la noche Pastrana les hizo una revelación: “muchachos, el trabajo continúa hasta Ayabaca. Por lo tanto vamos a armar tres grupos:dos personas irán abriendo camino; cinco transportarán las mochilas; Herrera, Aníbal y yo haremos el mismo trabajo en las otras perforaciones”.
¿Desobedecieron? Carla Díaz, gerente de Asuntos Externos de Río Blanco reiteró a este Diario que la misión original del equipo,liderado por Pastrana, era hacer levantamiento topográfico solo en el cerro Henry Hill’s. “El trabajo era recorrer la zona de Henry Hill’s, por Huancabamba. No era entrar a Ayabaca. Ese es el misterio. ¿Por qué siguen hasta Ayabaca? Eso no estaba en el contrato formal que se firmó con Pastrana”, dijo.Es decir, el lunes 6 de julio, una vez concluido el trabajo en Henry Hill’s, Pastrana debió emprender el regreso hacia Huancabamba.
Pero no lo hizo. ¿Desobedeció órdenes? ¿O siguió lo que le habían encomendado? “No tenían por qué cruzar al otro lado (Ayabaca). Ellos solo debieron verificar nuestro acceso desde Huancabamba, y ver en qué condiciones estaba”, agregó Díaz.
Pero Pastrana y el resto del equipo prosiguió hasta Ayabaca, el martes 07. Mientras tomaba fotografías y fijaba coordenadas, le comentó a Aníbal y al geólogo que el plan era hacer un levantamiento topográfico con el fin de construir tres trochas carrozables: una desde el campamento de Río Blanco hasta el cerro Las Chinguelas, la otra desde Río Blanco hasta la ciudad de Ayabaca,y una tercera desde Río Blanco hasta la frontera con Ecuador.
Ante esta revelación que hizo el sobreviviente Manuel Herrera, Díaz dijo que no entiende de dónde sale esa información.“Nosotros devolvimos las concesiones de Yanta en junio de este año. Además, hacer carreteras por esos lados nos saldría carísimo y no estaba en nuestros planos. No nos interesa Ayabaca. Y lo vamos a demostrar durante la investigación”, precisó.
Viaje en el páramo El miércoles 8 continuaron su recorrido hacia Ayabaca. Llegaron hasta un despeñadero, donde Pastrana intentó encender su laptop, pero estaba sin batería. El GPS marcaba que estaban a solo 35 kilómetros, en línea recta, de su destino. Ese día llovió a cántaros, y todos se mojaron. Establecieron su campamento cerca de una quebrada. Tacure y Dávila comenzaron a asentir los estragos de la caminata, del frío, de la lluvia. Sufrieron escalofríos toda la noche.
Al día siguiente caminaron hasta llegar a una laguna, donde instalaron su campamento. Allí durmieron. El viernes 10 Pastrana los alentó diciéndoles que estaban cerca de Cashua, en Cabuyal. Avanzaron, pero a solo 200 metros Tacure se lanzó, desesperado, a beber agua de una quebrada. Las piernas no le respondían.
Ante esa situación Pastrana envió una señal de alerta con el GPS. Diez minutos después recibió respuesta. “Dentro de cuatro horas viene el helicóptero”, recuerda Herrera que les dijo. Pero nadie se animó. Uno de los expedicionarios le increpó: “Hable pues, ¿o ya estamos perdidos?”. “Estamos bien”, le respondió Pastrana.
Esa noche llovió, el frío se intensificó. Quemaron ropa y leña para calentarse.El sábado 11 de julio, a la 1 de la tarde falleció Tacure, y al día siguiente Pastrana. Dávila y el geólogo decidieron esperaron cuatro días, hasta que Herrera optó por caminar para salvarse.