El cabecilla terrorista Abimael Guzmán, semanas antes de su fallecimiento, se negó varias veces a ser trasladado desde su celda en la Base Naval del Callao a un centro médico para recibir atención especializada por los problemas de salud que presentaba por su avanzada edad (86 años) y porque en ocasiones se rehusaba a comer.
Una de esas oportunidades fue el lunes 19 de julio último, cuando el Comité Técnico del Centro de Reclusión de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao (CEREC) dejó constancia la negativa de Guzmán. Aquel día, representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja y de la Defensoría del Pueblo también habían intentado persuadirlo.
“Ya he vivido, que pase lo que tenga que pasar”, le dijo el líder de Sendero Luminoso a una enfermera que lo atendió esa vez en su celda, según una fuente de El Comercio.
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Un médico legista que evaluó a Guzmán comentó que, además de anemia y psoriasis, era notorio que este padecía un cuadro de depresión. “Pero, después, él decía que ya se sentía mejor, que estaba mejorando”, añadió la fuente.
Dos días antes, el sábado 17 de julio, las autoridades habían coordinado para que Abimael Guzmán conversara por teléfono con su esposa Elena Iparraguirre, terrorista recluida en el establecimiento penitenciario para mujeres en Chorrillos, con el fin de que accediera a ser trasladado al centro de salud en la Base Naval.
Aunque inicialmente estuvo de acuerdo, Guzmán cambió de opinión al día siguiente, el domingo.
En uno de esos diálogos telefónicos autorizados, Iparraguirre trató de convencerlo diciéndole que atendiera su salud por ella y por un supuesto ahijado de ambos. “Ella le dijo que iba a llevarle unos libros que compró y que había escrito una carta al entonces presidente Francisco Sagasti para que autorizara visitar a Guzmán”, refirió la fuente.
En julio pasado, el Instituto Nacional Penitenciario y el Ministerio del Interior emitieron comunicados en los que informaron sobre el estado de salud del cabecilla senderista y de su postura de rehusarse a ser trasladado a un centro médico.
Según el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), la agrupación terrorista Sendero Luminoso es responsable de unas 32 mil muertes en el país, entre los años 1980 y 2000.