El pleno del Congreso le negó la confianza al Gabinete encabezado por Pedro Cateriano, tras una larga jornada que se extendió hasta las primeras horas de hoy. Fueron 53 votos en contra, 37 a favor y 34 abstenciones. ¿Por qué fracasaron?
Aquí tres analistas explican las responsabilidades del Ejecutivo, del Legislativo y dan claves que podrían servir para elegir al futuro primer ministro.
¿El discurso de Cateriano fue adecuado?
Para el politólogo José Incio, el primer ministro tuvo una lectura errada del contexto al que se enfrenta. “Desde que lo nombraron primer ministro, Cateriano no leyó bien la situación. Por ejemplo, con el nombramiento de los ministros de Trabajo y Energía ya estaba cargando maletas antes de llegar al Congreso”, señala.
En su presentación, Cateriano hizo hincapié en que promoverán la inversión minera. Para él, su discurso estuvo fuera de lugar. “Imagino que en su cabeza habrá dicho: necesito enfocarme en la economía, y su relación economía-minería le ha jugado una mala pasada. En pleno conflicto en Espinar, no puedes traer el tema sin esperar que los representantes de Cusco y de la izquierda lo saquen en cara”, indica.
Incio señala que las bancadas de izquierda –en su amplia gama: Frente Amplio, Frepap y UPP– no podían ser consecuentes con su discurso si le daban la confianza. “Cateriano se está yendo con la idea de que no cedió ante el chantaje. Pero también debería irse con la idea de que tuvo una lectura tan mala de la situación y que fue super confiado”, señala Incio.
Omar Awapara, director académico de ciencias políticas de la UPC, Cateriano le dio un fuerte énfasis a la reactivación económica sobre el eje de la minería. “Ese discurso sonaba a que hubiera sido pronunciado durante el gobierno de Alan García o antes. Es una discusión que parece anacrónica, incluso revisando el mensaje de Zavala en el 2016, él habla de minería sostenible. Y eso no está en boca de Cateriano. ¿A quién quería convencer?”, se pregunta. Para él, había espacio para ganar adhesiones, pero su discurso antagonizó con posibles aliados como el Frente Amplio o el Frepap, y no logró convencer a algunos que votaron en abstención en AP y APP.
Para el docente universitario Carlos Alberto Adrianzén, la lectura que tuvo el Ejecutivo también fue mala. No tuvieron en cuenta un antecedente importante: cuando el presidente Martín Vizcarra amenazó con el referéndum, la respuesta del Congreso fue pecharlo con el tema de la inmunidad para altos funcionarios.
“Eso ya te mostraba la tónica de la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo; era claro que el primero ya no tenía la fuerza como para imponerse unilateralmente ante el segundo”, señala Adrianzén. En el mensaje de 28 de julio de Vizcarra, primó el tono de hacer las cosas en conjunto. Pero ese no fue el tono ni de la elección de Cateriano ni del mensaje que este brindó ayer. “Cateriano era ministro para el anterior Congreso, no para este. Hubiera funcionado bien en un momento en el que el conflicto era con el fujimorismo”, señala.
Incio y Adrianzén resaltan que, como muestra de su mala lectura, en los diálogos previos de Cateriano, promocionó más una reunión con Luis Bedoya Reyes, que con los partidos con representación en el Congreso.
Para la politóloga Adriana Urrutia, presidenta de la Asociación Civil Transparencia, la pandemia ha traído otro tema a debate: escuchar lo que sucede en las regiones. “El comportamiento de la epidemia y la necesidad de respuesta a nivel nacional hicieron que los congresistas señalen una mirada desde los territorios. Ese era un tema de agenda que el primer ministro tuvo que manejar pero que estuvo ausente. Ese fue el reclamo de la representación nacional”, señala. Para ella, era importante escuchar las demandas descentralizadas.
¿Fueron insuficientes sus mensajes frente a la pandemia? Para Incio, cualquier mensaje de este tipo se vio opacado por el tema de la minería. “No había mucha necesidad de hacer tanto énfasis en la reactivación minera. Era un tema de confianza, de lineamientos generales”, indica.
“El mensaje de Cateriano fue poco político. Dijo estas son mis convicciones, pero la política no se trata de eso, se trata de hacer que las cosas sucedan”, indica Adrianzén. “Cateriano ha jugado a darle gestos a los empresarios, pero ellos no tienen bancada ahora. Lo que importaban eran las curules, los votos en el Parlamento”, señala.
Awapara considera que, así como cerró filas en torno a la minería, Cateriano hubiera podido hacerlo en torno a planes en salud o educación, que no hubieran generado tanto antagonismo.
¿El Congreso fue irresponsable?
Incio y Adrianzén coinciden en separar la responsabilidad de las bancadas en torno a lo que motivó su voto. “En este caso, hay oportunismo de algunos sectores, hay negocios pero también hay voto programático. No metería a todos en un saco de irresponsabilidad”, explica Adrianzén.
En un primer grupo están las bancadas consecuentes con su electorado. “Y me parece que está bien. Frepap y UPP está bien que hayan votado así, porque son consecuentes. Es un error de Cateriano no leer que es una buena parte de la representación”, señala Incio. En el mismo bloque de agrupaciones consecuentes se encuentran el Partido Morado y Fuerza Popular que votaron a favor de este discurso.
“Luego tienes a los que son consecuentes con sus intereses y sus negocios. El tema de Luna y Sunedu es clarísimo. Lo de Podemos no es ideología, ni agenda clara. Es una fijación”, dice el politólogo. Lo que queda pendientes es ver cuál será la respuesta del Ejecutivo respecto al ministro de Educación, Martín Benavides. Adrianzén también señala que hay bancadas que han tomado una decisión en función a temas personales, y un indicio de ello es su votación en las investigaciones en torno a Educación.
En cambio, Urrutia señala que habría que verlo con otra mirada: la dificultad de ponerse de acuerdo en una agenda mínima que priorice las áreas que el país demanda. Entre ellas, entre estas están salud y educación, donde hay brechas y ritmos diferenciados de aprendizaje según los territorios.
Finalmente, está el bloque de Acción Popular y APP. “Una abstención de los partidos de centro es una mala lectura. En el tema del discurso no los afecta porque no es una agenda con la que ellos entraron al Congreso”, señala Incio.
Para él, si estos partidos hubieran votado a favor de la confianza, hubieran salido fortalecidos, pues salvaban la votación. “Más allá del juego político y las convicciones, para nada conviene haber censurado a un Gabinete en plena crisis. A la población esto le va a parecer mal. Con su abstención demuestran que no se quieren hacer responsables y quieren evadir el tema”, señala Incio.
Para Awapara, los titubeos en AP y APP muestran que había margen para salvar al Gabinete. “Había gente que no tenía una convicción férrea, pero es como si el Ejecutivo no hubiera ido a buscar los votos, que es parte del proceso político normal en cualquier lado del mundo. No esperas que voten por ti, tienes que ir a buscar los votos”, señala el politólogo. Para él hubo un error táctico de parte de Cateriano: si bien había bancadas con las que no había opción a tranzar, había cancha abierta en otras, tal como lo muestran las abstenciones.
Para Urrutia, hay responsabilidad de todos los actores políticos que hoy dejaron al país sin Gabinete Ministerial. Para ella, AP y APP deben dar cuenta al país sobre por qué tomaron la decisión de abstenerse. “Eso ha faltado y ahora estamos en una crisis política que se añade a la sanitaria y económica, pero que se debe resolver rápidamente porque se está muriendo la gente, y la prioridad nacional debe ser que dejen de morir peruanos (...) Es difícil entender cómo no ha pesado la búsqueda de la gobernabilidad en un momento así”, señala.
“En tanto no generen alguna propuesta, va a ser irresponsable. Algunos no sabían qué responder cuando les preguntan qué es lo que quieren”, indica Adrianzén. Para él, esta situación demuestra que las conductas de los actores llevan a un resultado no deseado; y esto pasa cuando el sistema político está en crisis, que no se ha detenido.
¿Qué características debería tener el futuro primer ministro?
Incio considera que Vizcarra tiene que ver con qué bloque puede trabajar en el Congreso. Para él, sería más fácil que lo haga con un bloque de centro izquierda, que tienes más opciones que Cateriano.
Lo que no debería hacer el presidente es cambiar figuras dentro del propio Gabinete que le quiten continuidad a algunas políticas. Por ejemplo, en el trabajo de Pilar Mazzetti, en Salud; Ana Neyra, en Justicia; y Martín Benavides, en Educación. “El mensaje debe ser que entiendo la consecuencia pero no cedo al chantaje”, señala.
Otra posibilidad, según Adrianzén, es hacer un Gabinete de coalición, en el que algunos fuerzas del Parlamento tengan asientos en el nuevo Consejo de Ministros. Esto implicaría ver con qué sectores se puede negociar. Vizcarra podría decantarse por negociar con los que quieren la cabeza del ministro de Educación a cambio de la aprobación; lo que sería terrible para el país, según explica. Otra opción sería conversar con el Frente Amplio y el Frepap para que el sucesor sea una persona aceptada por ellos.
Awapara también considera que la mejor opción es acercarse hacia el Legislativo. “No puedes gobernar el año que queda así. Una posibilidad es convocar a gente del Congreso para que sea parte del Gabinete y tener a alguien con un perfil que combine la capacidad de atraer votos y liderar un equipo”, señala.
Para Urrutia, el próximo primer ministro debe ser alguien que tienda puentes con los diferentes actores políticos, pero que también escuche las demandas ciudadanas. Debería tener una mirada que observe los desafíos que hay en las diferentes regiones.
Urrutia agrega que es urgente la búsqueda de diálogo con acuerdos mínimos para garantizar un Gabinete y resolver la crisis económica, sanitaria y política. “Si tuviéramos claras las prioridades, buscaríamos articulación entre los diferentes poderes del Estado y los niveles de gobierno para reducir el impacto del COVID-19 en el país”, señala. Esto implica también zanjar los temas pendientes de la reforma política para tener reglas claras en las elecciones del próximo año.
¿Pilar Mazzetti sería una buena idea?
Los analistas consultados dudan de la conveniencia de que Mazzetti asuma el liderazgo, pues su sector es clave frente a la pandemia. Por un lado, Incio señala que sería una buena idea porque le da el peso ejecutivo a la pandemia. Pero es cierto que se necesita una mirada más holísitica que vea reactivación económica, los temas de justicia, entre otros. “No creo que sea una buena jugada ni para ella ni para el gobierno”, indica.
Para Adrianzén, esta opción sería una jugada a favor de la opinión pública. “Mazzetti solo funciona si es ministra de Salud y a la vez PCM, con lo cual va a dejar la PCM; esta es la carta con la que Vizcarra sale del Congreso y juega con la opinión pública: tiene aprobación, un puesto muy visible y sería mover a la opinión pública contra el Congreso”, dice Adrianzén. Aunque, le preocupa cómo funcione un Gobierno que en la práctica no tenga primer ministro, en este escenario.
“Más allá de los nombres propios hay que buscar los perfiles adecuados. Ahora lo que necesitamos es estabilidad en el sector salud”, concluye Urrutia. Para ella, la alta rotación de ministros no permite construir Gobierno ni mucho menos fortalecer el Estado.
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