El criterio de paridad y alternancia se aplicará, por primera vez, a las planchas presidenciales. Sin embargo, los partidos políticos afrontan problemas debido a la poca cantidad de mujeres afiliadas y el poco espacio brindado para los cargos directivos.
El Congreso de la República aprobó una norma para aplicar el criterio de paridad y alternancia también en las planchas presidenciales.
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“Los candidatos a la presidencia y vicepresidencias de la República [...] solicitan su inscripción en una sola y misma fórmula, la cual debe incluir, por lo menos, a una mujer o a un hombre en su conformación, ubicados intercaladamente de la siguiente forma: una mujer, un hombre, una mujer o un hombre, una mujer, un hombre”, dice la norma publicada en El Peruano.
Con esta fórmula, la mayoría de mujeres serán candidatas a la primera vicepresidencia. Hasta la fecha, de 14 partidos que han anunciado su participación, 12 cuentan con candidatos hombres. Si el candidato presidencial es hombre, la primera vicepresidencia será para una mujer, y la segunda vicepresidencia, para un hombre.
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Solo en los casos de las precandidatas presidenciales Keiko Fujimori y Verónika Mendoza, sus planchas estarán conformadas por un primer vicepresidente y una segunda vicepresidenta.
Problema de fondo
La politóloga Denisse Rodríguez Olivari señaló que se ha probado que las medidas como la alternancia son efectivas para promover una mayor participación de mujeres.
Sin embargo, advirtió que aún se trata de una “pequeña medida” dado que la normativa vigente también exige que las mujeres que integren las planchas deben estar afiliadas al partido por el cual postulan.
“En general, el rango de afiliación de partidos varía. De acuerdo con las últimas elecciones generales, había pocos partidos que tenían más de 50%, pero la mayoría no contaba con más de un tercio de mujeres, y esa falta de afiliadas se traduce en la falta de mujeres en cargos directivos de los partidos. También se va a ver reflejada en altos cargos para asumir la presidencia y la vicepresidencia”, dijo la candidata a doctora en Ciencia Política de la Universidad de Humboldt de Berlín.
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La politóloga Rodríguez Olivari explicó que existen instituciones informales que limitan la participación de mujeres: el tipo de reuniones que se hacen, las horas en las que se hacen, el tiempo que se necesita, el dinero que se necesita para ser candidata.
“Los hombres que han sido partícipes de estos espacios por más tiempo tienen conocimientos adquiridos, experiencia, contactos y redes que las mujeres no tienen. Y luego eso se traduce en que quizás no tengan tanto apoyo en el interior de los partidos, que cuando vayan a una elección interna no tengan el mismo arrastre de un candidato hombre”, dijo.
En resumen, agrega Rodríguez Olivari, las leyes siempre ayudan, pero no bastan.
Prácticas informales
Desde las elecciones generales del 2000, 69 listas han sido presentadas para las diversas elecciones presidenciales. De esas, la mitad (34) no postuló a ninguna mujer entre sus candidatos a las vicepresidencias.
De igual manera, en los últimos 20 años, 23 listas no contaron con representación femenina en sus candidaturas, lo cual representa un tercio del total.
En tanto, 32 de esas 69 listas han incluido a solo una mujer en las vicepresidencias. En la mayoría de casos (24), las mujeres fueron relegadas al cargo de segunda vicepresidenta. Solo tres planchas contaron con dos mujeres para dichos cargos.
De las 14 mujeres candidatas a vicepresidencias del 2016, únicamente dos estaban afiliadas a sus partidos: Lourdes Flores al PPC y Carmen Omonte a Perú Posible.
Esta situación se repitió en el 2011, con tan solo tres candidatas que pertenecían al partido por el que postularon, y en el 2006 con cuatro militantes de diez mujeres candidatas. La gran mayoría de candidatas suelen ser invitadas por el partido que postula en la elección.
Renuncias
―Nueve meses antes de acabar el gobierno de Ollanta Humala, la primera vicepresidenta Marisol Espinoza renunció al Partido Nacionalista. Luego pasó a las filas de Alianza para el Progreso.
―Un mes antes de la disolución del Congreso anterior, la segunda vicepresidenta Mercedes Araoz renunció a la bancada oficialista.