Seis décadas después de que terminara la Guerra de Corea, el presidente Barack Obama dijo el sábado que los veteranos estadounidenses merecían un mejor regreso a casa en una nación cansada de la guerra, y que su legado son los 50 millones de personas que viven libremente en una Corea del Sur democrática.
Aquí en Estados Unidos ninguna guerra debe ser olvidada, y ningún veterano debe ser pasado por alto, afirmó durante una ceremonia en el Monumento a los Veteranos de la Guerra de Corea en el National Mall para conmemorar el 60mo aniversario del fin de las hostilidades en la península.
Obama dijo que el conflicto no unió ni dividió al país de la misma manera que la Segunda Guerra Mundial o la Guerra de Vietnam, y que los veteranos estadounidenses llegaron a casa sin desfiles ni protestas porque al parecer entre la población cansada de la guerra había un deseo de olvidar y seguir adelante.
Sin embargo, merecían algo mejor, dijo Obama, y agregó que, tal vez el mayor homenaje que podemos ofrecer a nuestros veteranos de Corea es hacer lo que se debió haber hecho el día que llegaron a casa.
La guerra de 1950 a 1953 enfrentó a las tropas de Corea del Norte y China por un lado contra las fuerzas de las Naciones Unidas —encabezadas por Estados Unidos— y las de Corea del Sur. El conflicto terminó el 27 de julio de 1953, hace 60 años, con la firma de un armisticio.
Sin embargo, nunca se firmó un tratado de paz formal, lo cual dejó a la península de Corea en un estado técnico de guerra y dividida en el paralelo 38 entre el norte comunista y el sur democrático. Más de 36.000 estadounidenses murieron en el conflicto. Estados Unidos todavía tiene 28.500 efectivos emplazados en Corea del Sur.