Un dato sintetiza la gestión del sector Interior en este año de gobierno: hubo siete ministros en menos de 12 meses. Según el Instituto de Criminología, el Consejo Privado Anticorrupción y el equipo de desarro.io, más de un 120 funcionarios han ocupado las 25 unidades técnicas del Ministerio del Interior durante este período.
Estos cambios representan un problema de gestión, pues cada nuevo ministro se presenta ante el Congreso y expone un plan que no termina de implementar.
En estos meses, nueve tenientes generales de la Policía Nacional han pasado a situación de retiro, sumando ya el cuarto comando policial. Además, en menos de un año hay generales y coroneles que han cambiado de colocación en dos o tres oportunidades, sin posibilidad de completar lo que iniciaron.
Por otro lado, cuando un alcalde quiere gestionar un proyecto de seguridad ciudadana para su distrito, debe volver a explicarle al funcionario recién nombrado lo que le explicó a su antecesor. Y luego el equipo que asesora a un gobierno local con su plan de seguridad ciudadana cambia de enfoque cada que asume un nuevo director. Cada funcionario trae a su propio equipo de confianza, pero a las pocas semanas hay otro que lo reemplaza.
Las consecuencias de todo esto se reflejan en las cifras presupuestales. A fines del primer semestre del 2022, los proyectos de inversión en seguridad ciudadana tienen un avance de ejecución del 18,6%. Los proyectos enfocados en disminuir los conflictos sociales tienen un avance del 0%. Los recursos para la compra de productos farmacéuticos destinados a proteger a los policías del COVID-19 tienen un avance de ejecución del 11,5%. En general, el sector Interior ha ejecutado alrededor del 36,5% de su presupuesto de inversiones.
Estos datos permiten entender por qué, a casi seis meses de declarado el estado de emergencia en Lima y el Callao, la ciudadanía no parece percibir mayores resultados. Desde hace unos meses, la victimización y la percepción de inseguridad muestran una tendencia creciente. Es muy difícil pensar en una gestión exitosa con un nivel de rotación nunca antes visto en el sector. Y todo ello se hace aún más preocupante si consideramos que la mayoría de estos cambios responde a intereses subalternos.
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