El maíz confite morocho, de grano pequeño y amarillo, es la raza más antigua de maíz que se ha encontrado en el Perú y aún se cultiva en Ayacucho. Aunque durante mucho tiempo se sostuvo que México era la cuna de origen de este cereal gramíneo en el mundo, una investigación en nuestro territorio mostró una realidad distinta.
Entre los años 2007 y 2011, se hicieron excavaciones en los sitios arqueológicos de Paredones y Huaca Prieta, en La Libertad. Alexander Grobman, profesor emérito de la Universidad Nacional Agraria La Molina, señaló que se encontraron cerca de 300 muestras de mazorcas, pancas, corontas y granos fosilizados. Después de pruebas de datación por radiocarbono, se descubrió que en algunas de esas muestras la antigüedad fluctuaba entre 6.500 y 7.700 años. El maíz más antiguo encontrado en México solo alcanza los 6.300 años de antigüedad.
Usos y beneficios
Nuestro país también cuenta con una de las más diversas variedades de maíz en el mundo. A lo largo de sus regiones crecen más de 50 variedades silvestres. Predominan las denominadas amiláceas, ricas en almidón, con formas y tonalidades distintas (amarillas, moradas o negras, plomas, rosadas, pintadas, rojas o cafés). Algunas de estas variedades son altamente tolerantes al ataque de plagas y enfermedades como la roya común o la mancha follar, entre otras, y representan una mayor productividad para las comunidades agrícolas.
Algunas de nuestras variedades de maíz se producen para el consumo local y algunas otras se exportan a diferentes mercados del mundo. Su versatilidad permite que el maíz se destine a la alimentación de animales menores y ganado y también se use para la producción de etanol (en otras partes del mundo, como Estados Unidos). Como el tercer cereal más cultivado, luego del trigo y el arroz, el maíz es la base de la alimentación de gran parte del mundo.
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