Cualquiera que haya visto la serie “Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer” se preguntará qué de distinto podría tener “Conversaciones con asesinos: Las cintas de Jeffrey Dahmer”, docuserie estrenada hace un par de días también en la plataforma de streaming Netflix.
Aunque la primera respuesta resulta evidente (una presenta actores interpretando un guion y la otra es un mero registro de hechos reales), el propósito de esta nota es comentar los aspectos más saltantes de esta propuesta audiovisual a cargo del prestigioso cineasta Joe Berlinger.
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“Las cintas de Jeffrey Dahmer” repasa en tres episodios de una hora los aspectos más saltantes de la existencia del llamado ‘Monstruo de Milwaukee’, condenado a 15 cadenas perpetuas por asesinar a diecisiete hombres (adultos y menores) en la citada localidad estadounidense.
Aunque el principal aporte de este trabajo a cargo de Berlinger es, precisamente, la voz de Dahmer relatando sus motivaciones para actuar de forma criminal, no debemos dejar de lado lo fundamental que resulta ver a casi todos los involucrados alrededor de esta ola de crímenes cometidos entre junio de 1978 y julio de 1991.
A diferencia de la serie protagonizada por Evan Peters, en esta ocasión se ha optado por restarle espacio a los padres de Dahmer y a las víctimas, para presentarnos una serie de abogados, fiscales, forenses, vecinos y, por supuesto, reporteros encargados de cubrir el terrible accionar del ‘Monstruo de Milwaukee’.
En este sentido, resulta correcto mencionar que la protagonista clave en esta docuserie es Wendy Patrickus, abogada que fue la enviada por el estudio a cargo de la defensa de Dahmer para entablar el primer contacto con el criminal. Una serie de encuentros en una oficina de la prisión y siempre al lado de una grabadora propiciaron una cercanía del asesino a la letrada.
Además de interpretar algunas de las aseveraciones de Dahmer, Patrickus no escatima en justificar su accionar como abogada defensora. ¿Acaso fue muy condescendiente? En opinión de la letrada, la única forma de extraerle gran cantidad de confesiones a su defendido era sin intentar “juzgarlo”. Esta estrategia, según palabras de la profesional del derecho, facilitaron que el asesino serial pueda “contarle cosas que ni siquiera les dijo a los policías” en los interrogatorios.
Volviendo a lo mencionado líneas arriba, los padres del criminal no tienen casi voz en “Las cintas de Jeffrey Dahmer”, a diferencia de la serie, en donde se observa cómo Lionel Dahmer y sus esposas (la primera, madre de Jeffrey, y la segunda, su madrastra) participan e inclusive toman personalidad propia conforme se van conociendo los hechos criminales. Esto se repite también con la abuela de Jeffrey, quien apenas es mencionada.
La lista de detalles más resaltantes de esta docuserie debe, sin duda, incluir el tipo de interrogatorio que Wendy Patrickus le realizaba a Jeffrey Dahmer. Los audios, acompañados habitualmente por coloridos recorridos tipo 3D al interior de la estructura de un viejo casette, dejan claro que el ‘Monstruo de Milwaukee’ encontró en la abogada un soporte real en momentos críticos.
El diseño de la estructura de la docuserie de Berlinger resulta acertado. A la difusión de las grabaciones del asesino y su abogada se le intercalan imágenes de archivo y otras del presente que confirman que estamos ante un personaje que sobrepasó los límites de lo humano terminar generando dolor en 17 familias e impacto en toda una comunidad.
Así pues, los fiscales que participaron del juicio, Wendy y los otros abogados que vieron a Jeffrey, vecinos del condominio de este último y reporteros de diarios locales parecen confirmar cada una de las aseveraciones que el criminal dio entre cuatro paredes. Estos elementos, hilvanados con sutileza por Berlinger, nos presentan un fiel retrato de uno de los asesinos seriales más mediáticos de la historia.
Aunque son mucho más los aciertos, tampoco podemos dejar de lado algunos puntos débiles de “Las cintas de Jeffrey Dahmer”. Un ejemplo podría ser –y aquí sí hay una diferencia clara con la serie protagonizada por Peters—es que no se ahonda en la responsabilidad policial alrededor de los crímenes. Si en la serie de 10 episodios tenemos inclusive a dos actores interpretando a policías que, casi al borde del cinismo, evaden responsabilidades y se amparan en su sindicato para salvar el pellejo y retomar sus labores, esta docuserie apenas menciona sus nombres.
Aunque se presenta a algunos analistas comentando que los referidos policías pudieron salvar la vida del adolescente de origen asiático Konerak Sinthasomphone (quien fue encontrado fuera del edificio de Dahmer, casi auxiliado por varios afroamericanos, pero finalmente devuelto al inmueble del asesino serial porque los oficiales pensaron que todo era un ‘lío de parejas’), el tema se agota rápidamente para dar paso a otros hechos.
Pero lo social sí aparece en la parte final del episodio dos, cuando uno de los participantes de la docuserie identifica tal vez una de las peculiaridades de esta mortal historia. “Los años en que Dahmer estuvo más activo en Milwaukee coinciden con los años en que las cifras de muerte por sida se elevaron 10 veces. La gente, literalmente, desaparecía. ¿Están muertos? ¿Enfermos? ¿Se habían mudado? Nadie lo sabía. Dahmer tuvo una oportunidad única, una oportunidad rara en el tiempo, donde la gente estaba desapareciendo y nadie sabía el por qué”.
Otra de las grandes ausencias en la docuserie recientemente estrenada es la de Glenda Cleveland, la vecina de Jeffrey Dahmer que en la serie de 10 episodios sí tiene un papel preponderante, por ratos siendo presentada casi como una heroína en medio de un ambiente oscuro y violento. Recién en el tercer y final episodio de esta nueva producción se menciona su nombre. Esto, vale decir, fue suplido con otras veces de (hoy) viejos vecinos que caminan entre el recuerdo de su criminal compañero de condominio y la culpa por no haber detectado lo que ocurría a solo unos metros de distancia suya.
Ya en la parte final de la serie surge una especie de reflexión que tal vez podemos ligar a la presentada en “Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer”. El juicio, darle voz a los deudos en un tribunal, escuchar al asesino serial admitir su culpa, pero sobre todo oír la sentencia (15 cadenas perpetuas porque se consideró que el culpable “mató y desmembró a hombres y jóvenes en una espeluznante búsqueda de compañía y gratificación sexual”) nos recuerda lo expuesta que se encuentra la sociedad a situaciones así. En ese sentido, producciones de este tipo serán útiles solo si quién las ve huye del manto del morbo y elige ponerse claramente del lado de la empatía hacia las víctimas.
Conversaciones con asesinos: Las cintas de Jeffrey Dahmer/ Netflix
Sinopsis: El asesino en serie Jeffrey Dahmer confiesa sus macabros crímenes en entrevistas no vigiladas y ofrece un inquietante vistazo a una mente perturbada.
Elenco: Wendy Patrickus, Anne E. Schwartz, Michael Ross, Gerald P. Boyle
Productor: Joe Berlinger
Género: Documental
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