LUIS SILVA NOLE
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Si un terremoto de grado 8 en la escala de Richter sacudiera nuestra capital, el 88% de las casas de Villa El Salvador (VES) sufriría serios daños o colapsaría, según el Estudio de Microzonificación Sísmica, Vulnerabilidad y Amenazas por Tsunamis en la Ciudad de Lima, elaborado por el Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (Cismid) de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional de Ingeniería.
De acuerdo con dicha investigación, hecha entre abril del año pasado y junio último por encargo del Programa de Gestión Territorial (PGT) del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, la mayor parte del terreno de VES está conformada por arena eólica, es decir, transportada por el viento.
“El problema está en que la mayoría de las personas, en ese distrito, llevó a cabo una autoconstrucción sin el debido asesoramiento para el reforzamiento de las estructuras. Además, sobre un terreno inapropiado, los vecinos realizaron procedimientos constructivos que se practican en distritos que tienen suelo más firme. Por eso, en caso de terremoto, esas viviendas serían seriamente afectadas”, señala el ingeniero Edén Atalaya, del PGT.
El estudio, que constituye la primera etapa de la ejecución del Proyecto de Apoyo a la Gestión Integral de Riesgos de Desastres a Nivel Urbano, que lleva a la práctica el PGT con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), también se realizó en Chorrillos, San Juan de Lurigancho, Puente Piedra, La Molina y Comas.
El gran objetivo del estudio, afirma Atalaya, es apoyar a los concejos distritales –mediante la entrega de diagnósticos y recomendaciones– en la implementación de una adecuada gestión del riesgo de desastres. Esos distritos fueron escogidos –precisa el funcionario–, porque se sabía de antemano de sus suelos inseguros, en unos casos, y por su densidad poblacional, en otros.
Según la Ley 29664, promulgada el 8 de febrero de este año, y por la cual se creó el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (Sinagerd), los gobiernos regionales y locales deben formular y aprobar normas, así como evaluar, dirigir, organizar, supervisar, fiscalizar y ejecutar los procesos de la gestión del riesgo de desastres en sus jurisdicciones.
En ese sentido, los municipios distritales involucrados en el estudio deberán tomar en cuenta las conclusiones del mismo para planificar y ejecutar acciones para la prevención de terremotos, subraya Atalaya.
El estudio, cuyo costo fue de US$432 mil (US$422 mil aportó el BID y US$10 mil, el Estado Peruano), también reveló que el 45% de las casas de Puente Piedra sufriría daño serio o colapsaría en caso de un terremoto de grado 8. Lo mismo sucedería con el 44% de las viviendas de San Juan de Lurigancho, el 43% de las de Chorrillos, el 30% de La Molina y el 22% de las de Comas.
“En el caso de Chorrillos, y eso está en el estudio, esa situación se da, principalmente, por el suelo arenoso y la napa freática en la zona de influencia de los Pantanos de Villa. En San Juan de Lurigancho, Comas y Puente Piedra, por laderas inestables, y, en La Molina, por suelo arenoso y la presencia de taludes inestables”, precisa el ingeniero Fernando Lázares, jefe del Departamento de Planeamiento y Mitigación de Desastres, del Cismid.
URBANIZACIONES EN RIESGO En La Molina, las urbanizaciones cuyas viviendas presentan mayor riesgo de daño serio o colapso son las de las urbanizaciones El Remanso, Las Viñas, El Sol, El Haras, Las Lagunas, La Estancia, Los Portales, Rinconada Baja y La Molina Vieja. La sede de la Universidad Agraria La Molina también se ubica dentro de la zona de riesgo.
“Si bien no formaron parte del estudio, en el Cercado de Lima y el Rímac, el suelo es firme, rocoso, pero el riesgo se da por la antigüedad de las edificaciones, de quincha y adobe”, acota Lazares.
En general, el Proyecto de Apoyo a la Gestión Integral de Riesgos de Desastres a Nivel Urbano consta de otras dos etapas: el diseño de un sistema de gestión integral de riesgo en el seno de los concejos, y el desarrollo de un programa de asistencia técnica y capacitación a autoridades y población en gestión de riesgo de desastre, que deben concluir antes de fin de año.
LAS CIFRAS La amenaza de tsunami 425 manzanas de toda la costa de Lima y Callao, entre Ancón y Pucusana, serían afectadas por un tsunami con olas de entre 8 y 12 metros de altura tras un terremoto de grado 8 en la escala de Richter, según el estudio del Ministerio de Vivienda realizado por Cismid.
110 de estas manzanas serían del Callao. Igual número se registraría en Chorrillos y, en Villa El Salvador, 43.
0 manzanas se inundarían en La Perla, San Miguel, Magdalena, San Isidro, Miraflores, Barranco y Santa María del Mar.