Para los humanos, el más importante de nuestros sentidos, y aquel que nos permite ubicarnos y reconocer a personas u objetos es la vista. En el caso de los perros, sin embargo, son el olfato y el oído. Ellos conocen tu voz y, al escucharla, no solo sabrán que llegaste a casa o en qué lugar te encuentras. Según su tonalidad también percibirán tu estado de ánimo, pues los perros poseen la capacidad de asociar tu tono y tu timbre a tus emociones.
Si bien no entienden todo lo que le decimos, sí está comprobado que reaccionan a nuestras palabras y que estas desencadenan una reacción inmediata o actitud. Por ejemplo, un llamado jovial seguido de caricias condiciona a nuestra mascota a acercase a nosotros. En cambio, cuando nos enfadamos y decimos su nombre con disgusto, o no le hacemos caso, percibirán que estamos molestos.
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Los perros también pueden reconocer por asociación una amplia cantidad de sonidos, sobre todo cuando están relacionados con algo que les gusta, como el ruido de la correa de paseo o de su caja de galletas.
Ten en cuenta que los perros son tres veces más sensibles a los sonidos que los humanos. Por eso, se recomienda que cuando les hables lo hagas en un tono de voz un poco más agudo de lo normal, pues el oído del perro es más sensible a sonidos de alta frecuencia y percibe hasta ruidos de 60.000 Hz, mientras que los humanos solo captamos 20.000 Hz.
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En el caso de los gatos, según algunos estudios, la mayoría parece reconocer la voz de la persona con la que viven. Pero, a diferencia de los canes, su respuesta a este estimulo era muy baja.
La razón es que los felinos no te ven en una jerarquía donde tú eres su líder, sino que se sienten igual a ti y te harán caso solo cuando lo deseen. En una gran mayoría de casos, está comprobado que los gatos también son capaces de reconocer su nombre.
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