Qué buen tipo es Andrés Calamaro. Lo conocí personalmente gracias a mi compadre Cucho Peñaloza en 1997, cuando vino a Lima y se presentó en el fenecido Muelle Uno. Cucho era tan cercano a Calamaro que estuvo con él en Miami Beach durante la grabación del histórico álbum Alta suciedad. El argentino le dio una copia del máster del álbum meses antes de su publicación. Ya en Lima, Andrés nos invitó al show y nos dedicó Dead Flowers, de los Rolling Stones, sabiendo que éramos fanáticos de los británicos. Me dijo que le escriba a su hotmail pero Cucho era más amigo suyo, así que le escribí pocas veces. Aunque siempre me contestó, el trauma de todo artista de parecer un fan acosador me cohibió y no escribí más.
El 29 de marzo regresa el gran cantautor argentino a nuestra capital, en un concierto que forma parte de la gira Cargar la suerte. Este tour responde al último álbum de estudio como solista de Calamaro. El disco homónimo de la gira fue lanzado a finales del 2018 y logró dos Latin Grammy al mejor álbum de pop rock y mejor canción de rock (Verdades afiladas). Estos dos premios son su cuarto y quinto Grammy en lo que va de su carrera.
La velada se llevará a cabo en el Plaza Arena del Jockey, a las 8 p.m., y el show no solo nos dará a conocer sus últimas canciones, sino también sus temas clásicos que han sobrevivido como himnos urbanos por décadas.
La primera vez que Andrés formó parte de algún proyecto musical fue como tecladista la banda Raíces. Tenía solo 17 años y aún era menor de edad, pero el talento musical ya se pronunciaba en él. Aunque poder definir en cuántas bandas ha tocado como miembro o como músico de apoyo es simplemente imposible. Calamaro no tiene límites para meterse en proyectos grupales, sean nuevos o de reencuentro. Tampoco en colaborar como compositor, músico o productor de otros artistas. El amor del argentino por la música y la amistad es algo que no he visto jamás en otra persona.
El primer gran hit de Andrés Calamaro por estos lares fue quizá Mil horas, canción que compuso como miembro de Los Abuelos de la Nada. En esa banda Calamaro era nuevamente tecladista, pero esta vez cantaba.
La década de los 80 para Calamaro se basó en Los Abuelos de la Nada, para luego transferirse a la banda de rock española Los Rodríguez, en los 90. Sin documentos, Para no olvidar y mis favoritas Mi enfermedad y Mucho mejor (más conocida como Hace calor) son algunos de sus clásicos.
En el año 1997, Andrés decide abandonar el barco para construir una carrera como solista. A diferencia de muchos solistas que no logran el mismo reconocimiento de sus ex bandas, Andrés Calamaro sobrepasó el pico de sus dos agrupaciones anteriores.
Ya como solista, se reconocen temas suyos como Cuando te conocí, Flaca, Loco y Te quiero igual. Este último está lleno de metáforas que parecen fotografías de la vida. Flaca va dedicada a Mónica García, mujer con la que concretó matrimonio cinco años antes. Calamaro le cuenta a la revista Rolling Stone que aquel tema “es de la misma época que Loco; es posible que las haya grabado originalmente en dos días seguidos o la misma semana”.
En España se dio a conocer individualmente con el álbum Alta suciedad, el cual se encuentra entre los mejores discos del rock en español. El ‘Salmón’, como se le llama ocasionalmente a Calamaro, conquistó al público hispanohablante en Sudamérica con Los Abuelos de la Nada; a Europa, con Los Rodríguez; y luego reinó como solista en ambos ambientes.
El último domingo de marzo se volverá a presentar en Lima para demostrar que los 58 años no le pesan ni un poco. No se sorprendan si el ‘Salmón’ les pide que no miren la pantalla de su celular mientras transcurre el concierto, pues Calamaro es un artista que conoce la importancia y el respeto que se debe tener hacia la música.
Luego recorrerá tierras europeas para consolidar el tour de su último disco, que habla sobre su nueva etapa, limpio de drogas y algunas otras experiencias personales, como su inestable vida sentimental. Calamaro es para mí el artista más conocedor, noble y generoso que existe. Vayan a verlo. //