"Teníamos ya dos meses o tres trabajando sin nombre e hicimos un concurso anónimo con todos los alumnos. Ellos debían escribir en un papelito el nombre que se les ocurriera. Apareció Pata de Cabra y nos encantó. La ganadora quiso poner Pata de Gallo, porque nosotros ayudábamos a hacerles ‘pata de gallo’ a los alumnos para que puedan pasar el muro. La alumna se confundió y escribió Pata de Cabra y así quedó. La pata de la cabra es fuerte, sólida como la de las bailarinas. Un poeta amigo de mi papá nos dijo que nosotras, con una pata de cabra (la herramienta), abríamos a las personas y nos adentrábamos con nuestra danza en sus corazones”. Así resolvió Rossana Peñaloza, aprovechando su fugaz paso por Lima, mi curiosidad de décadas sobre el enigmático nombre de su academia de danza.
La reconocida maestra de danza y yoga será homenajeada en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Especialidad de Danza PUCP por su trayectoria y aporte al sector de la danza contemporánea en el Perú, este lunes 23 de setiembre.
Cuando era niña, ella y su familia vivieron seis años en Alemania. De regreso al Perú, su vida de movimiento empezó en el colegio haciendo gimnasia olímpica, desde los siete hasta los trece años aproximadamente. A los diez años descubrió la danza, el ballet, el tap y la acrobacia. A los 15 se fue del país nuevamente y pasó por Bogotá y Maracaibo. Estudió la carrera de danza en Barcelona y finalmente se ‘doctoró’ en la meca de la danza: Nueva York.
Regresó al Perú e Integro le abrió las puertas para trabajar. Paralelamente a los ensayos, empezó a dar clases, una de sus grandes pasiones. Enseñando a jóvenes, empezó su lucha por formar bailarines en una Lima sin lugares de formación. Rossana creo su grupo Do ut Des (que en latín significa ‘doy para que des’) en 1990 y dio a luz a su primer bebé. Fue toda una aventura y un crecimiento personal y profesional.
Yo en esas épocas paraba muchísimo con su primo y hoy compadre mío, Cucho Peñaloza. Me fascinaba su vastísima cultura musical y su influencia en mi desarrollo como solista fue definitiva. Luego me hice amigo de los hermanos de Cucho, Mila y Nino. Todos me decían que era exacto a su guapa prima Rossana.
Ella empezó a contactarse con músicos (en ese entonces yo era un joven que empazaba), artistas plásticos, fotógrafos, vestuaristas, diseñadores gráficos, diseñadores de luces, técnicos y directores de instituciones. Rossana también recuerda grabaciones en el estudio de Miki González, donde siempre andaban unos mocosos, el joven músico y su rubia enamorada, encaramelados y chapando siempre. En otras palabras: Cynthia y yo. Siempre estábamos ahí, yo empezando con mi grupo, grabando y perfeccionando todo en el estudio.
Pasaron los años y la gente empezó a preguntar si éramos familia. Nos parecíamos tanto, que empezamos a decir que éramos hermanos y todos se la creían.
Nació luego su obra, su unipersonal, La otra Huaringa, con máscara de Maricruz Arribas, la cual se estrenó en la Huaca Pucllana. Fue considerada la mejor obra del año, según Caretas. Acá inicia su acercamiento al teatro, muy cercana a Yuyachkani. Fueron años de mucho aprendizaje y de convertirse en mujer orquesta. Hasta productora fue.
En esa época organizó un concierto profondos donde Miki, Christian y yo (ya conocido como su hermano gemelo) apoyamos tocando para cubrir gastos de una operación para una bailarina. Vinieron muchos más montajes como FE (¿de erratas?), ¡Háblame, sordo corazón!, Se reserva (el derecho de admisión) y otros más. Después de tener su escuela, Pachi Valle Riestra y Mirella Carbone se unieron a su proyecto.
Las tres estaban buscando lo mismo y crearon Pata de Cabra. Casi una década de enseñanza con sala teatral, tres salas simultáneas y cafetería, en Juan Fanning, Miraflores.
Pero justo le llegó el amor y se casó con el director de orquesta mexicano Eduardo García Barrios. Su hijo Lautaro nació en el 2003.El amor y la familia la llevaron a tierras lejanas y vive en México desde hace 16 años.
Sus años de luchar y trabajar por la danza en su ‘Limamantapacha’ son inolvidables. Rossana merece el homenaje del 23 de diciembre y muchos más. Felicitaciones, hermanita. //