Vengo del futuro y he podido ver que el Estadio Nacional se convierte a las 10 de la noche del sábado en la zona limeña que mayor penumbra alcanza. Así, entre tinieblas, Alianza se va ganador del clásico y cargando no solo con las rechiflas, sino con los peores deseos y maldiciones a cuestas. Esta vez, Leao Butrón no muestra ningún polo con mensajes directos a los cremas, pero sí enseña el puño de la victoria. Y el platinado Alejandro Hohberg, es entrevistado por el canal oficial como el hombre del partido y está furioso porque recibió una decena de patadas y manazos de Vargas, quien solo tuvo una tarjeta amarilla que protestar. Increíble ese tal Kevin Ortega que fungió de árbitro...
¿Vengo del futuro?
Ello no existe y es mera especulación, ¿pero qué tanto podría diferir la imaginación de la realidad?
Es cierto que los clásicos lo ganan los equipos que olvidan los antecedentes y solo creen en su presente. Imponen su personalidad. Solo con esa teoría es correcto nivelar el momento de Universitario y Alianza Lima. En este caso, jugar con hinchada única representa un arma de doble filo para un equipo que pretende salir del hoyo con un entrenador que llama niños a sus profesionales. No es un clima normal el que viven los de Ate.
Alianza, en cambio, cuenta con un plantel más hecho para esta clase de partidos y si no descuida el vértigo que la ‘U’ saldrá a imprimir por necesidad, tiene mayores probabilidades de resultar ganador por la aparición entusiasta de Affonso, el pie izquierdo justo de Cruzado, la verticalidad de Hohberg y la experiencia de ‘Cachito’ Ramírez.
Es la defensa el punto débil que Nicolás Córdova seguramente identifica en los grones. Fuera del equipo Miguel Araujo y Carlos Ascues y lesionado Gonzalo Godoy, los reemplazos todavía no logran automatismos. Sin embargo está Butrón, desde siempre, salvador en casos extremos. No sería raro que destaque ante los jóvenes atacantes cremas.
El futuro le hace algunos guiños a los grones. Pero hay que capitalizar la superioridad.