El odontólogo Alexander Rivera (50) fue protagonista de una de nuestras portadas publicadas el último setiembre. El reportaje donde se daba cuenta de su historia tenía que ver con los valientes voluntarios de los ensayos clínicos de Sinopharm en nuestro país. Su perseverancia en servir de diversas formas al prójimo durante la pandemia hizo que lo eligiéramos, después, uno de los personajes héroes del 2020 en otra edición de diciembre. Ahora, lamentablemente, no escribimos para celebrar su disposición de ayudar, sino para pedir ayuda por él. Rivera se encuentra hoy infectado con el nuevo coronavirus y está en la sala de emergencias del hospital Edgardo Rebagliati esperando poder ser internado.
MIRA: Abril, el mes en que faltó oxígeno, camas UCI y vacunas, se convirtió en el más mortal de la pandemia
Las dos dosis que se le aplicaron, según él mismo contó a Somos a inicios de este año, eran efectivamente de la vacuna y no del placebo. Así se lo informaron en la Universidad Cayetano Heredia. Él tiene el COVID-19 –que como se sabe, aún se puede contraer estando vacunado-, pero este se ha complicado pues padece de asma, hipertensión y obesidad.
Sus familiares y amigos solicitan a las autoridades de Essalud que se haga lo posible para que autorizar su ingreso en ese nosocomio, pues ya tiene los pulmones seriamente comprometidos. Los médicos señalan que esta condición podría agravarse por lo que la indicación es que se le traslade a una cama UCI.
Si se tiene información de cómo ayudar a Alexander, ya sea en ese hospital u otro, por favor comunicarse con el doctor Roberto Castillo al teléfono 963803225.
A continuación transcribimos lo último que escribimos sobre Alexander Rivera en el 17 de febrero de este año:
“El odontólogo asmático Alexander Rivera (50), vecino de Bellavista, no ha hecho más que intentar ayudar con acciones concretas a ponerle fin a la pandemia desde que esta comenzó el año pasado. Quiso enrolarse a las filas del Ministerio de Salud, pero no fue convocado. Meses después, cuando se anunció que iban a necesitarse voluntarios para los ensayos clínicos de la vacuna fabricada por el laboratorio chino Sinopharm, no lo pensó dos veces y se inscribió. Lo llamaron, pero al realizarse los exámenes médicos propios del proceso lo devolvieron a su casa. Tenía la presión muy alta. No claudicó. Se preocupó por mejorar la salud y volvió al ruedo. Tuvo más suerte esta vez y recibió las dos dosis con un intervalo de 21 días. En ese punto no sabía si era la vacuna real o el placebo, pero no importaba. Tenía la satisfacción de haber servido su comunidad, a su país y un poquito –bastante – a la humanidad. “Todo este escándalo del ‘vacunagate’ me tiene profundamente triste y decepcionado. Con toda la gente que ha fallecido en primera línea, hay quienes han buscado sacar provecho de esto. Sin embargo, hay que pararse rápido de la pena porque hay mucho por hacer. No creo en la clase política y su la podredumbre. Pero sí en el personal médico que sigue luchando, en las Fuerzas Armadas y en la policía, que han tenido tantas bajas, y en el esfuerzo de los 12 mil voluntarios que pusimos el hombro cuando más se necesitaba”, le dice Rivera a Somos. Pese a todo, él ahora quiere sumar fuerzas en la campaña de vacunación. Desea inocular a más gente, lo más rápido posible y que esto se acabe de una buena vez.
LEE TAMBIÉN: “Yo me vacuné, así lo hice y esto me costó”: una guía para vacunarse contra el COVID-19 en Estados Unidos
‘Hace pocos días me confirmaron mis monitores del estudio que recibí la vacuna y no el placebo. Y estoy tranquilo con eso, no lo puedo negar. La felicidad no va s ser completa hasta que mis familiares, amigos y la población en general también esté protegida. Por eso es que necesitamos de todo. Yo le diría a quienes tenían pensado de voluntarios de otros ensayos clínicos, de otros laboratorios, que no se desanimen por lo que ha pasado y que continúen con esa intención... Cuántas más personas participen y estén vacunadas, será mejor para el país. No se trata de uno, se trata de todos’, comenta Rivera, un hombre de trato amable y una vocación de servicio como pocas”.