El verano ha devenido en una hoguera de vanidades. La exposición de cuerpos artificiales, interminables juergas VIP y la ostentación de prendas fastuosas pretenden sustituir lo esencial de una estación que, a contramano, solo requiere de cosas simples: arena, mar y sol. La gente recibe esta calidez con ánimo festivo y vital como propiciatoria de un buen año. Y en esa efervescencia climática social pasan cosas. Buenas y malas. Todas memorables.
“Este lugar es bendito, tiene de todo”, nos dice un viejo sentado en una banca de la bonita plaza de Huarmey. Nos cuenta que ya no tiene las fuerzas suficientes para bajar el casi centenar de metros de afilados acantilados lamidos por un arrebatado océano y así poder dedicarse a la pesca. “Para nosotros, no hay diferencia entre la religión y los marisqueros: es parte de una misma espiritualidad, una comunión con el cosmos”, afirma con la mirada perdida en el horizonte. Antonio Raimondi pasó por esta villa y dejó bien claro cuáles eran sus encantos, como “la especialidad que la ha hecho célebre; su chicha. La chicha de Huarmey es muy estimada y muchas veces se manda de regalo hasta la capital”.
Unas flechas ardientes apuran nuestra urgencia de llegar a Tuquillo. “Arena blanca, mar azul, te miro desde mi rincón…”, la canción de Al Bano y Romina Power, de 1975, retrata lo apacible y romántico que transmite Tuquillo. Así como sus magníficos celajes e inofensivas olas. Estupendos cebiches, apenas un puñado de casas y una geografía notable hacen de esta playa un espacio inolvidable. Al sur se estira Maracaná, una orilla más extensa y atrevida, propia para millennials. De pronto, cuando el sol cae sobre el frío pellejo del Pacífico, escuchamos una voz: “Esto es lo más cerca que puedes estar de Dios”. Es el viejo de la plaza que saborea una cerveza. Tuquillo es, sin dudas, un lugar bendito. //
SEPA MÁS-La distancia entre Lima y Tuquillo es de 310 km (cuatro horas).
-La gastronomía: cebiches de pescado y mariscos (chanque, barquillo, lapa y pulpo), sudado de tramboyo, chita al ajo, cebiche de pato (con naranja agria) y pepián de pava.
-Tuquillo recibió en el 2008 el premio Ecoplayas como la mejor playa rural del Perú