En mi experiencia profesional he tenido múltiples participaciones en espacios donde se hablaba de diversidad e inclusión. Algo que siempre me incomodó es que cuando venían preguntas polémicas a los presentadores, se generaba una tensión en torno al tema, que no ayudaba a que la conclusión sea favorable y muchos de esos espacios terminaron igual: sin captar el interés necesario o hasta generando cierto rechazo al tema.
Sin embargo, este año me ha tocado vivir más de cerca este debate con dos experiencias personales. Mi esposa trabaja en una empresa de consultoría que lidera un proyecto que busca incorporar en la cultura de una compañía los principios de diversidad e inclusión…difícil reto, considerando que se trata de una cervecera tradicional en el interior de México. Por tanto, se ha vuelto una conversación activa en nuestras caminatas diarias.
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Al mismo tiempo, desde el colegio donde estudian mis hijas, han planteado una serie de iniciativas que buscan incorporar en los principios que rigen la formación de las alumnas y en la currícula escolar, diferentes aspectos que incorporan a la diversidad e inclusión como un eje formativo, lo que ha generado muchos debates entre padres, el colegio e incluso las alumnas.
Estas situaciones coincidieron con el gran movimiento mediático del mes de junio, donde empresas, instituciones públicas y privadas, con o sin fines de lucro, influencers de redes sociales y líderes de opinión, se manifestaron dando su apoyo a las comunidades LGBTI+ en lo que se ha denominado el mes del orgullo.
Todo este contexto me llevó a buscar entender mejor el tema para moldear una opinión más informada entre lo que veo y escucho en los diferentes medios, redes o en las reuniones de amigos, almuerzos familiares o conversaciones de café.
Tres puntos clave de la diversidad y la inclusión en mi propia investigación:
· Tiene el respeto al ser humano como eje central. Diversidad se trata de entender que las personas tienen características y experiencias que las hacen únicas, mientras que, construir un entorno en el que todos seamos tratados con respeto y que tengamos las mismas oportunidades es lo que define la inclusión. Diversidad es que te inviten a la fiesta e inclusión es que también bailes…como escuché por ahí.
· Es más que género o LGBTI+. La European Round Table for Industry Committee reconoce 6 dimensiones de actuación en el tema: edad, género, raza, LGBTI+, discapacidades y soporte a víctimas. A veces da la sensación de que el debate público está en uno o dos temas, pero es mucho más amplio.
· Acoger diversidad e inclusión ayuda a mejorar resultados. Entre los muchos estudios existentes tomo algunos resultados: en ILO enterprise survey del 2018 se muestra que hay hasta 63% de aumento de la rentabilidad y la productividad. En “Diversidad: inclusión o estrategia” de HBR se indica que se pueden reducir los conflictos hasta en un 50% dentro de las empresas.
Entendiendo mejor de qué se trata, pude concluir que tiene sentido humano y hasta de negocio que tantas personas y empresas lo tomen como una iniciativa de gran alcance. La pregunta que me hice entonces fue: ¿Es realmente genuino lo que vemos en las empresas sobre este tema? ¿En una sociedad de alta polarización, de pronto todas coinciden que es una iniciativa que vale la pena respaldar?
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Y lo planteo de esta manera porque la diferencia entre que algo se vuelva realmente sustentable o no, es la creencia de que es lo mejor para nuestra sociedad, nuestra empresa o nuestra familia. Y en el tiempo he notado comportamientos que no son coherentes con eso. Por ejemplo: he visto a líderes declarar compromiso con la sociedad y no guardar respeto por sus trabajadores, incluso los más leales. Y a eso apunta la pregunta que me hago: la diversidad e inclusión que vemos en las redes, en las calles, en los establecimientos a los que vamos, ¿realmente responden a una convicción o es más lo que yo llamo ‘activismo comercial’?
Hay campañas de empresas que realmente están conectadas a sus propósitos y valores, entonces fluye natural y se entiende la coherencia. Starbucks es un buen ejemplo de una compañía que conozco de cerca y que viene demostrando consistencia. Desde dar soporte a refugiados en Europa, hasta contratar de adultos mayores en Perú, pasando con naturalidad por cada una de las 6 dimensiones mencionadas. Lo creen y lo viven. Pero hay otras que claramente no.
Entonces mi invitación es a que cada uno evalúe la coherencia de cada compañía, marca o institución pública, pues no basta una buena campaña que muestre simpatía por A o B, sino comportamientos y acciones que nos muestren que hay real respeto por la diversidad, apertura a la inclusión y puedan contribuir sin poses forzadas. Estoy seguro de que la sociedad lo está entendiendo y muchas de esas reuniones que terminaban sin captar el interés necesario o generaban rechazo, terminarán siendo los grandes espacios donde se reconstruirá el respeto al ser humano como eje central de nuestras vidas.