Para calibrar la importancia de Eddie Van Halen al rock habría que recordar esa divertida escena de Volver al Futuro en la que Marty McFly (Michael J. Fox) toca la guitarra eléctrica en el baile de sus padres. Marty, un chico de 1985 que ha viajado en el tiempo hasta 1955, inicia su recital con una versión muy respetuosa de Johnny B. Goode, de Chuck Berry -que en verdad vería la luz tres años después- pero, como buen muchacho de los ochentas, a mitad de su solo se aburre y comienza a disparar una serie de sonoridades raras y pirotecnias alucinadas con su instrumento. El desconcierto es único. Es Marty McFly haciendo su mejor imitación de Eddie Van Halen. “Ustedes no están listos para esto, pero a sus hijos les encantará”, les dice con conocimiento.
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Eddie Van Halen, fallecido de cáncer a los 65 años, efectivamente le debía poco a Chuck Berry y a ese rock con los dos pies puestos en el blues de Jimi Hendrix, Eric Clapton o Jimmy Page, por citar a otros dioses de la guitarra con los que se lo suele enfrentar. Lo que hacía era tan radicalmente novedoso en 1978, año del debut de su banda Van Halen, que parecía una segunda fundación del género. Desde luego que cada cierto tiempo Eddie y David Lee Roth, el salvaje frontman de la banda, le echarían una miradita a los albores del género rock -hicieron covers de The Kinks y también de Roy Orbison- pero los interpretaban con todo el atrevimiento de quien quiere divertirse un rato a costas de un tema resultón antes que una carta de amor sincera o un tributo al pasado.
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Regresando a Volver a Futuro, hay otro guiño cómico para entender el olvidado carácter futurista de la música de Eddie. En una escena nocturna, Marty se hace pasar por un extraterrestre para asustar a su papá. Y para reforzar el ambiente fantástico de su personaje le hace escuchar un solo de Eddie Van Halen a través de su walkman a todo volumen. La broma de McFly se cuenta sola: hoy día podrá parecer la cosa más vista del mundo ese estilo flashy, veloz y arrogante con la eléctrica, pero hubo un tiempo en que este parecía como si viniese de otro planeta.
Eddie Van Halen, nacido en Amsterdam en 1955, fue un espíritu inquieto que nunca dejó de probar nuevos caminos de expresión, incluso luego de que Van Halen cayese en el olvido para las nuevas generaciones. Fueron dioses en los años setenta y ochenta y hasta inicios de los noventa y luego ocurrió lo de siempre: fueron dejados de lado por el paso de las nuevas tendencias. La cantante de 18 años Billie Eilish fue trending el año pasado por asegurar no saber quién es Van Halen durante una entrevista televisiva.
Los que nunca podrán olvidarlo serán toda la generación de chiquillos, hoy rockeros consagrados, que fueron a la tienda a comprarse una primera guitarra luego de escucharlo tocar. Eddie fue un renovador incansable. Y cada paso suyo se las ingeniaba para fundar una escuela o inaugurar una tendencia entre sus colegas.
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Cinco veces que Eddie Van Halen lo cambio todo
1. La “Frankenstrat”: una de las guitarras más infructuosamente copiadas
En 1974, cuatro años antes del debut de Van Halen, Eddie quería tocar con una guitarra que sonase como ninguna. Fue donde un amigo que casi le obsequio partes de guitarras de varias marcas. El cuerpo le costó solo 50 dólares y el mástil 80. Sin conocimientos de luthier, el músico se encerró en su casa y emergió de ella con la “Frankenstrat”, que alude al monstruo de Frankenstein. Sin la Frankenstrat, Van Halen no hubiera conseguido el sonido que deseaba su fundador. Es una de las guitarras más copiadas de la historia y fue una inspiración para muchos noveles músicos sin dinero que trataron de hacer la suya, con diversos resultados.
2. Van Halen: la banda que influyó a toda una escena, a su pesar
Para bien o para mal, Van Halen es la banda de hard rock más influyente de la historia. Ni AC/DC, ni Led Zeppelin lograron hacer eclosionar una escena en torno a ellos, como si lo hizo la banda de Eddie, a la que salieron infinidad de hijos putativos, algunos dotados de talento. Solo algunos. A la luz de Van Halen (y de los fineses Hanoi Rocks), nació en los ochenta la escena hair metal de Los Angeles, con banda como Mötley Crüe, Ratt, Poison o Guns N Roses que rescataron, además del estilo de guitarra de Van Halen, los aires hedonistas y de diversión de su cantante, el gran David Lee Roth.
3. Eruption: nace un nuevo lenguaje para la guitarra eléctrica
Para los guitarristas de los ochenta “Eruption” es como El Ciudadano Kane para los cineastas. Una obra que renueva radicalmente un panorama y despierta vocaciones. Todavía hay rockeros famosos que recuerdan el momento en que escucharon este instrumental, presente en el primer álbum de Van Halen de 1978, en el que en menos de dos minutos, Eddie Van Halen despliega un arsenal de técnicas novedosas o poco conocidas como el famoso tapping -golpear las cuerdas con las yemas de los dedos contra el mástil-, entre otras maravillas. “Fue el Mozart de la guitarra. Lo cambió todo", escribió el guitarrista de Pearl Jam, Mike McCready, sobre la renovadora influencia de Van Halen para su gremio.
4. Jump: el rock y los sintetizadores no están peleados
Parecía una herejía en 1984 que el guitarrista más talentoso de su generación se aburriese de su instrumento, pero fue un poco lo que ocurrió. El precoz Eddie parecía no tener nada que demostrar ya y volcó su atención en un instrumento que sus fans miraban con desconfianza: el teclado. Así nació Jump, su canción más exitosa, compuesta sobre la base de un riff de sintetizador Oberheim OB-Xa. Para su base leal de fans, adictos al hard rock, fue un cambio radical pero el resultado fue tan bueno y la fusión tan poco forzada que fue aceptada de inmediato. Jump también le hizo ganar al género una nueva legión de fans.
5. El increíble solo de Beat It que convirtió en rockero a Michael Jackson
Fue idea del productor Quincy Jones incluir un número de rock en Thriller, el disco más exitoso de Michael Jackson. Así nació Beat It, un tema inusual en la discografía de Jacko, quien no sentía mayor interés por el rock como su rival Prince. Para garantizar la propiedad de su empresa, convocaron a Eddie Van Halen, quien fue sincero al escuchar el tema. Pidió reestructurarlo todo y hacer una nueva parte intermedia en la que su guitarra pudiese brillar. Así grabó su famoso solo, al que Steve Lukather, de Toto, le hizo algunos retoques. Jackson ignoraba que Eddie había cambiado su canción, pero al escucharla quedó complacido. Gracias a su participación, Beat It llegó al número uno de las listas, incluso en las de rock y ayudó al artista afroamericano a hacer crossover a un mercado mayoritariamente blanco.