A inicios de la década del setenta, desde el valle del Mantaro para el mundo, surgió un legendario piloto de carreras al que llamaban ‘el Zorro’. A bordo de su Mustang GT 350 Shelby Cobra, Teodoro Yangali Valencia, o simplemente el ‘zorro’ Yangali, inmortalizó su nombre en las carreteras peruanas al convertirse en el primer provinciano en ganar el rally Caminos del Inca, los años 1971 y 1972. Eran tiempos en los que el automovilismo era practicado exclusivamente por las clases altas. En ese contexto, sus victorias llenaron de orgullo a todo el pueblo huancaíno, al punto que se escribieron canciones en su honor: “¡Coche a la vista! / ¡coche a la vista! / ¡es el ‘Zorro’ Yangali!… sobre la tierra, sobre el asfalto / demostraste tu gran valor / nadie ha podido pisarte el poncho, orgullo de mi región”, dice un nostálgico huaylas del Picaflor de los Andes.
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A FIERRO Y SANGRE
Medio siglo después, uno de sus sobrinos ha llevado nuevamente los apellidos Castro Yangali a lo más alto del automovilismo nacional. A inicios de mes, el piloto Eduardo Castro (39), del ‘team’ Castro Yangali, ganó la edición 52 del rally Caminos del Inca 2024, la competencia automovilística más importante y tradicional del país. Nacido en Huancayo, Eduardo celebró por primera vez la victoria en esta mítica prueba, al mando de su Ford Fiesta Rally 3, luego de haberlo intentado una decena de veces. Tras llegar a la meta en la Plaza de Armas de Arequipa, siendo el líder de la competencia de inicio a fin, le dedicó el triunfo a su familia.
“Haber conseguido este título es un sueño cumplido”, nos dice Eduardo. “Es un sueño que comienza desde la época en que empezaba a escuchar las historias de mi tío abuelo. Yo desde niño he vivido el automovilismo muy de cerca, por mis tíos y primos. Recuerdo que el apellido Castro Yangali sonaba bastante en los circuitos. Solo esperaba el momento para tener la edad necesaria para competir en Caminos del Inca. Antes, había ocupado el segundo y tercer puesto, pero nunca me había llevado el primer lugar. Creo que todo esto es un premio a mi constancia, pues nunca dejé de luchar, pero sobre todo de creer”, añade.
De chico, Eduardo era coleccionista de la revista “Ruedas&Tuercas”. Si sacaba buenas notas en el colegio, sus padres le compraban un pasaje a Lima para que fuera al Daytona Park. Creció admirando a Neto Jochamowitz, Raúl Orlandini y Ramón Ferreyros. Tuvo su primera competencia de karts en la vieja pista de carrera del autódromo de La Chutana. Ha competido en dos Mundiales realizados en Chile y Grecia, terminando en el octavo y decimoquinto lugar, respectivamente. Luego de ganar Caminos del Inca, su siguiente meta es consolidarse en el World Rally Championship 3 (WRC3). “Tener una fecha del WCR3 en el Perú sería muy importante para el país. No lo veo como algo imposible. Si bien es cierto que el automovilismo requiere de mucha inversión, hoy por hoy están surgiendo pilotos que nos permiten ver el futuro de ese deporte con optimismo”, concluye Eduardo. //