Es una mañana fría y gris en Lima, pero Gabriel Rolón (Buenos Aires, 1961) se siente entusiasmado de estar aquí. No importa que recién haya llegado la noche anterior. Ni su agenda apretada. Ni que solo vaya a estar unas horas. El psicoanalista nos recibe con una amplia sonrisa y, ni bien nos acomodamos para la entrevista, lo primero que pronuncia son palabras de afecto por esta tierra. “Aunque he venido muy pocas veces, tengo un cariño muy especial por el Perú. Nos une la historia y una hermandad que se forjó cuando generosamente nos apoyaron en la guerra que tuvimos contra los ingleses”, afirma Rolón, antes de la presentación de su último libro: “La felicidad: Más allá de la ilusión”, de editorial Planeta.
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El autor venía de abordar en sus publicaciones temas como la ruptura, el desamor y las relaciones de pareja. Esta vez, sin embargo, decidió aproximarse a un asunto igual de complejo: la felicidad, gracias a un reto que le propusieron en el programa radial “Perros en la calle”, donde tiene una aparición una vez por semana: sugerir una fórmula para ser feliz al final de su intervención. “Este ha sido el libro que más me costó escribir. Fue un camino sinuoso que me llevó del pasado al futuro, del recuerdo a la reflexión, donde los pensamientos de madrugada encontraron un espacio para desarrollarse”, dice.
Lo que hace Rolón es desmitificar una serie de conceptos y lugares comunes que giran en torno a la felicidad, a partir de su propia experiencia y la de sus pacientes. “Solemos idealizar la felicidad como un estado donde todo es perfecto. Para poder abrazarla, es necesario entender nuestra historia, con sus victorias y derrotas, y saber que muchos de nuestros deseos jamás se cumplirán”, explica. Uno de los grandes problemas que ha detectado es aquella construcción social que relaciona la felicidad con el éxito. “Ese me parece un discurso extremadamente cruel, porque no todos tenemos las mismas oportunidades para ser exitosos. En pocas palabras, nos está diciendo que si no obtenemos ciertos logros personales o profesionales, no vamos a ser felices”, añade.
Es una situación que se hace más evidente en estos tiempos, donde las redes sociales se han convertido en una especie de termómetro que mide cuán afortunados somos. “Vivimos en una cultura que dictamina que nos tenemos que mostrar bien ante los demás. Hoy en día, nos preocupamos más por mostrar la felicidad, antes que vivirla”, argumenta. “Hace poco leí un estudio que decía que la última publicación de la mayoría de personas que se habían suicidado era una donde se les veía felices”, complementa.
Para Rolón, la felicidad no se atrae con el pensamiento ni se compra con dinero. Según el autor, esta se encuentra en la retrospectiva: en las tardes de verano cuando éramos niños, en el cumpleaños de un ser querido, o en un mensaje de texto que nos decía “te quiero”. “El desafío es detectar esos momentos en el presente y aceptar que la felicidad siempre será imperfecta”, concluye. //
Se trata de un ensayo donde el autor derriba una serie de mitos que se han instalado en la sociedad actual sobre lo que significa la felicidad. La publicación está a la venta en las principales librerías del país. Precio referencial: 80 soles.