El director de Sin tiempo para morir, Cary Fukunaga, ha disparado una verdad incómoda para los viejos fans del James Bond clásico: “[el personaje de Sean Connery] era básicamente un violador”, le dijo a The Hollywood Reporter, con brutal sinceridad, al analizar al personaje del espía. Fukunaga se refiere a la infame escena de Thunderball (1967) en la que el 007 chantajea a una enfermera para tener sexo con ella, mientras la encierra en un cuarto, la desnuda y ella repite “no, no, no”.
Durante la época clásica de Bond era usual verlo yendo con la actitud del depredador que seduce por trabajo o deporte, como presuntamente mandaba su posición de macho alfa. Eran tiempos en que la misoginia en la saga campeaba. En Goldfinger (1964) lo vemos despachar a una de sus conquistas con una palmada en el trasero y la frase: “esta es una charla de hombres”. Connery tiene, además, el triste récord de ser el Bond que más veces agarró a cachetadas a sus contrapartes femeninas.
MIRA: Sin Tiempo Para Morir: las claves detrás del éxito de las películas de James Bond
Un personaje como James Bond, ideado por Ian Fleming en 1957 y llevado a las pantallas por primera vez en 1962, habría sido imposible de concebir en la era post #MeToo, cuando el escándalo de abusos del productor Harvey Weinstein hizo ser más consciente a Hollywood de su ética laboral y de los valores que estaban transmitiendo en sus ficciones.
Más allá del delito normalizado, las películas de Bond destacan, a ojos contemporáneos, por la pobreza de la representación femenina. Las “chicas Bond” son en su gran mayoría decorativas, como los autos suntuosos o los relojes de lujo, sin voluntad real o agencia en la ficción. Si el guion les concede la gracia de la inteligencia es solo para traicionar al personaje. Todo parecía ser parte de la receta del éxito de la franquicia, como la gran fantasía escapista masculina, pero en el nuevo siglo tales elementos no van más.
HACIA UN NUEVO BOND PARA EL SIGLO XXI
Desde que Daniel Craig asumiera la titularidad del personaje en Casino Royale (2006), se empezaron a notar cambios en el personaje. Vemos, en primer lugar, a un James Bond rudo y de pocas palabras, cuyo mayor defecto ya no es ser un mujeriego empedernido sino un alcohólico. Lo vemos enamorarse y sufrir por amor como no se le había visto al 007. El personaje de Vesper (Eva Green) consigue domesticar al animal sobre la base de su belleza e inteligencia, como en el duelo de ingenio que sostienen en la escena del tren y que cautiva tanto al otrora inconmovible espía.
El Bond de Craig es, con frecuencia, víctima de lo que hoy llaman masculinidad tóxica. su impulsividad lo hace exponerse a muchos riesgos, cometiendo errores, como se lo recuerda mil veces el personaje de M (Judi Dench), la única mujer que puede ponerlo en vereda con la firmeza de la madre más severa. De ahí que el vínculo maternal que desarrollan en Skyfall (2012) sea la relación más significativa que el huérfano Bond haya tenido con alguien del sexo opuesto.
No contentos con estos pequeños avances, Barbara Broccoli, responsable de la franquicia, consideró que era necesario que el Bond de la nueva Sin tiempo para morir (2021) se enfrente a los retos de vivir en un mundo distinto del que se formó. en la misma sintonía estaban el director Fukunaga y el propio Craig, que consideraban que más interesante que cambiar al personaje de la noche a la mañana (algo que nadie compraría) era cambiar el mundo que lo rodea y ver cómo se adapta a las nuevas reglas.
En concreto, Fukunaga no quiere más mujeres decorativas en su cinta. Decidió traer de vuelta a Madeleine, un personaje fuerte que vimos en la anterior entrega (Spectre, 2015). Como ha dicho la actriz que la interpreta, la francesa Lea Seydoux, su personaje no está “para complacer a James Bond. No es un cliché, sino una mujer real”.
Seydoux también se ha ocupado de los rumores que sostienen que el próximo Bond podría ser interpretado por una mujer, ante la partida definitiva de Craig en esta nueva cinta. “No creo que deba pasar eso. es importante para las jovencitas que haya ejemplos de personajes femeninos fuertes en el cine... quizá podrían hacer una película sobre una espía, pero esa sería otra historia”, le dijo a Sky news.
La actriz Lashana Lynch –que en Sin Tiempo para Morir asume la denominación 007 ante la renuncia de Bond– ha sido voceada en Internet para encarnar al personaje en futuras entregas, pero son solo rumores que la misma productora Broccoli ha descartado. Bond siempre será un personaje masculino, ha dicho. La decisión de quién se calzará las zapatos del espía se tomará recién el próximo año. Las casas de apuestas creen que el elegido será el largamente voceado actor Tom Hardy, que hace años espera su turno en la banca. //
Recuadro: una mujer en el guión
Para Sn tiempo para morir se convocó a Phoebe Waller-Bridge, actriz y guionista que triunfó con su serie Fleabag, para que se una al equipo de escritores de la película y escriba diálogos y aporte ideas para la película. Daniel Craig, su más rendido fan, ha descartado que su inclusión se deba a una cuota de diversidad. “La llamamos porque es una brillante guionista”. ella ha dicho que lo importante es que sea la película la que trate bien a las mujeres. “Él [Bond] no tiene por qué hacerlo. Él necesita ser fiel a su personaje”.
Un reloj para Bond
Desde 1995, James Bond solo ha usado relojes Omega Seamaster, para destacar su pasado como oficial naval y submarinista. En Sin tiempo para morir lo veremos usar el Omega Seamaster Diver 300M, edición especial 007. Es un reloj de titanio de grado 2 resistente, aunque ligero, y lleva el aro de bisel y la esfera en aluminio marrón “tropical”. Viene con una pulsera de malla en titanio de grado 2 y una novedosa hebilla ajustable.