No le digan Juanita. Juana Burga hace rato que se desprendió del diminutivo. Con 1.78 de altura casi no tiene sentido, en realidad. El rostro peruano más célebre de la industria de la moda -ha aparecido en VOGUE ARABIA SAUDITA, VOGUE ESPAÑA y VOGUE PARÍS, entre otros- pertenece a una limeña de 27 años que dejó todo lo que conocía, una década atrás, para perseguir un sueño: el modelaje. Juana Burga se fue del Perú con 17 años para hacer suyo el mundo, y lo consiguió. Ha conocido todo y ha trabajado con todos. Desde Alexander McQueen a Vivienne Westwood, pasando por Custo Barcelona o Kenzo. Hace cuatro años se instaló en Nueva York, pero no suele permanecer ahí mucho tiempo: Juana puede llegar a pisar hasta cuatro continentes en un mismo mes. Su vida no es la de la cualquiera, pero es exactamente la que ella eligió.
En 2017 decidió darle un giro a su carrera y aceptó realizar un casting virtual para el director Nicolás Puenzo. El argentino buscaba una protagonista para su ópera prima, la película LOS ÚLTIMOS, y la halló en Juana. Cuenta la modelo que fue Luis Puenzo -padre del primero y otro reconocido cineasta- quien se topó con su foto en Google. Ninguno de los dos sabía quién era ella y no le confesaron cómo la encontraron hasta el final del rodaje.
Joel Calero conoce perfectamente de Juana Burga. El director huancaíno está próximo a trabajar con ella en la cinta La Piel Más Temida, que se filmará en el Perú. Será la segunda incursión de la peruana en un largometraje. De eso conversamos con ella en exclusiva.
Compaginar la agenda de una modelo con la de una actriz puede ser complicado, sobre todo con un ritmo como el tuyo.Es muy difícil tratar de coordinar mis tiempos y saber qué es lo que tengo que hacer. A veces puedo estar en casa y me dicen que tengo un casting o que tengo que viajar a último momento. Todavía me choca; definitivamente es algo a lo que nunca te logras acostumbrar, pero estoy preparada para hacerlo. El proyecto de Los Últimos llegó a mí tres meses antes de que comenzaran a filmar. Eso me dio al menos un par de meses para prepararme, tratar de bloquear los horarios y trabajos como modelo.
Los Últimos no solo era la primera vez en que aparecías en una película: también tuviste que aprender quechua para el rol. Exacto. Era fundamental para mí tener una conexión con mis raíces. Tenía solo dos meses para hacerlo, pero si mi personaje (Yaku) era una chica que hablaba quechua, al menos tenía que saber algo.
La bloguera y periodista Adriana Seminario te dedica un capítulo en el libro Modelos Peruanas (Que Se Ven Peruanas). Tus rasgos te han abierto puertas insospechadas. Es una de las cosas que definitivamente han sido parte de mi vida: entender culturalmente diferentes países. Estoy en una industria donde catalogan a las personas por el lugar de donde vienen, su físico. En algún momento recibí comentarios de personas que me decían que no debería ir a París porque ahí no les gustan las chicas que están en el ‘medio’ (latina, en este caso). Pero nunca dejo que los comentarios me afecten personalmente, ni cambien las decisiones que tomo. París fue uno de los primeros destinos a los que fui y a la semana firmé con Elite París.
Vives en Estados Unidos. ¿Cómo es ser una inmigrante en la era Trump?Depende de dónde estás. Yo vivo en una ciudad donde encuentras personas de todo el mundo. Personalmente no me he visto en la posición de que alguien haya tenido algún comentario ofensivo directamente conmigo. Más bien diría que ha sido lo contrario, pero soy consciente de la situación que hay. Sí lo he vivido en mi carrera: sé que si voy a un casting donde el cliente está cerrado en que quiere a alguien de tez blanca, no me van a coger a mí. Pero con el tiempo también he aprendido de todos los procesos y las ideas que hay detrás de estas decisiones, y muchas veces no tienen que ver con negarle una oportunidad a alguien.
¿Qué nos puedes adelantar sobre la nueva cinta de Joel Calero, La Piel Más Temida?Toda la película se va a filmar en Cusco. Eso me emociona mucho porque paso ahí todos los años nuevos. Yo hago el papel de Alejandra, que tiene 27 años (mi edad). Con cinco años su madre se la lleva a vivir a Madrid, pero deben volver para vender una casona que han heredado. La película es un viaje emocional que la hace descubrir su propia identidad.
Eres ciudadana del mundo desde hace diez años. ¿Cuál es la tuya? Creo que la identidad está en reconocer el valor que tengo como persona. El derecho que tengo como persona y como mujer. Está en darme cuenta que todas las cosas que he vivido han sido porque yo las he decidido y porque las he querido lograr. Es encontrarte a ti misma, identificar de dónde vienes, de dónde vienen tus padres, qué es lo que quisieron lograr contigo. No quiero decir que soy una mujer ya realizada, pero sí que voy en camino de ello.
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