Nos ha tomado 45 minutos en carretera desde Huamanga, y un camino de trocha cuesta arriba de 10 minutos, llegar al colegio de Andy T. (16). Es el único de nivel secundario –con 320 alumnos– en el AA. HH. Yanoma, en el distrito de Carmen Alto, en la periferia de la capital ayacuchana. Si bien la vuelta al colegio arrancó a inicios de marzo, Andy y sus compañeros no dejaron de ir durante la pandemia. Era absolutamente necesario, y no solo por la falta de conectividad. El contexto es importante: Carmen Alto es zona de campesinos y de migrantes, principalmente provenientes de Apurímac y Huancavelica. Padres y madres prácticamente se ausentan por trabajo. Los pequeños quedan a cargo de los abuelos, los hermanos mayores o los vecinos. ¿Cómo estudiar cuando no se tiene los medios y, a la par, hay que ocuparse de los quehaceres del hogar y toca cuidar de otros?
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El director Oswal Aróstegui enfrenta también el riesgo de que los alumnos dejen los estudios, por trabajo (es común que vayan al Vraem). “La primera escuela es el hogar y los primeros profesores son los padres, pero si no están ahí… Hemos visto la necesidad, corriendo el riesgo de contagiarnos, de venir al colegio para atender la situación de alumnos que no tenían apoyo en casa”, cuenta con la voz quebrada. Hace más de ocho años que está a cargo del colegio y, cómo no, le frustra el retroceso al que los ha arrastrado la pandemia.
En el 2020, el 30% de estudiantes asistió a las clases de refuerzo, mientras que el año pasado aumentó al 60%. Fue de gran ayuda que la ONG World Vision Perú done laptops y kits educativos, pero el acompañamiento socioemocional a docentes, padres y alumnos ha sido clave. “Estamos brindando herramientas a los docentes –mediante talleres de bienestar emocional– para que puedan abordar esta transición a la presencialidad. Tenemos también la pedagogía de ternura para dar contención emocional a los padres y que su crianza sea sin violencia”, explica Celia Cerda, directora de la ONG en Ayacucho. Una de las grandes apuestas ha sido la presencia de una psicóloga, que incluso va a los hogares en situación más vulnerable para hacer seguimiento a los pequeños.
A Andy le ha ayudado conversar con la psicóloga: él también tiene un futuro por delante, sobre todo este año, que está por terminar el colegio. Al estar prácticamente a cargo de la crianza de su hermana menor, María Cruz, con habilidades especiales, él estudiaba por las noches, luego de ayudar a su madre con los quehaceres. Se ha propuesto ser el primer profesional de la familia: ingeniero de sistemas.
“Nuestro trabajo como docentes es muy importante. No podemos fallar porque estamos moldeando una generación”. Esa es la filosofía de Guadalupe Medina, una de las seis profesoras de sexto grado de un colegio público de Huamanga. Ha sido difícil sobrellevar la pandemia, pero no perdió el contacto con los padres y los alumnos. “La directora del plantel nos permitió reunirnos para entregar las cartillas de las clases, además de llamarlos a diario para el seguimiento de aprendizaje. Ha sido un compromiso constante de mamá, papá, los cuidadores y los docentes”.
Un compromiso que ha tomado Diana Quispe es, en lo posible, acompañar a su pequeña Krisna V. (11) hasta el colegio (20 minutos a pie). Para Diana, finalmente sus hijos “van a poder aprender como se debe”. Krisna, por otro lado, quería ver a sus compañeros. La profesora Guadalupe la recibe, junto a los otros niños, en un colorido salón de clase. No los puede abrazar, por lo que ha optado por el autoabrazo. Esa es su primera lección: quererse a uno mismo para querer bien al resto y, a la larga, construir una sociedad menos violenta. Ahora sí, la clase está por empezar. //
REGRESO SEGURO
La salud mental de 3 de cada 10 estudiantes se vio afectada por la pandemia, según un estudio de UNICEF y el MINSA. La ONG World Vision Perú promueve su acompañamiento socioemocional mediante la campaña “Volverás seguro al cole, yo estoy contigo”. Más de 7 mil docentes en Áncash, Ayacucho, Cusco, Huancavelica, La Libertad y Lima han sido capacitados. Para sumarse, ingrese a https://yoestoycontigo.worldvision.pe.
Por María Angélica Pease, del departamento de psicología de la PUCP
Un aspecto crucial que deben tener en mente los padres y los cuidadores es el acompañamiento de sus hijos e hijas durante este proceso, para que sepan qué cambios se dan. Los niños, niñas y adolescentes van a tener enormes expectativas. Son buenas porque nos preparan, pero también pueden generar angustias y pueden no ser realistas: algunos esperan llegar y encontrar su escuela como la dejaron hace dos años. Hay que aterrizar esos miedos y expectativas. Hay que dejar esa idea de que los niños “deben ponerse al día”. El aprendizaje prioritario es con sentido integral: que aprendan a ser personas que socializan, que vuelvan a una escuela a sentirse bien, a ser acogidos y acogidas y seguir creciendo a nivel socioemocional.