Una hora después mi cuerpo está suelto, relajado. Me siento ligero hasta de la cabeza: no pienso en nada, solo en disfrutar del chorro de agua caliente que me espera. No salgo de una sesión de masajes inédita, tampoco vengo de una hermosa tarde de playa (ya quisiera bañarme en el mar a las 9 a.m. un día de semana). Acabo de flotar 60 minutos en un tanque del tamaño de una cama queen. Para que se entienda mejor: es como una piscina, pero cerrada, rodeada de cuatro paredes. Tiene 1,55 metros de altura y el nivel del agua es bajito. No da miedo, pero me sentí extraño, algo encerrado. Luego observé el botón para regular la luz y me acomodé. El resto es sencillo.
Ingresas por una pequeña puerta de acero, la cierras y te echas boca bajo. Mientras las sales epsom (sulfato de magnesio) hacen su trabajo, o sea, que no toques la superficie, vas a ver un techo con pequeños puntos luminosos que cambian de color cada tanto. En Innsaei Float Studio, un nuevo local en Miraflores para hacer terapias de flotación, le dicen estrellas. La música de fondo –lo único que se escucha– es suave, apacible, armoniosa. Son sonidos muy básicos, de esos que despejan tu mente, te ayudan a dormir o simplemente a concentrarte en lo que sea.
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DE MOCHILERA A EMPRESARIACuando llegó a Perú, solo tenía claro dos cosas: 1) Era el país perfecto para practicar castellano, curso que acababa de estudiar en su natal Estados Unidos. 2) Había que recursearse como sea. Era, como ella dice, mochilera. Empezó como cobradora en una galería comercial y meses después consiguió trabajo en una agencia de viajes. En ese entonces, hace 12 años, Stephanie Byrd ya era bilingüe y sabía sobre publicidad digital. La hizo linda. Ascendió, consiguió una jefatura y viajaba a cada rato. Ya había pasado un par de años cuando eligió cambiar: estaba decidida a trabajar en Google Perú. Cuenta entre risas que el CV que mandó era tal cual una página del motor de búsqueda, pero con sus datos (el símil sería un currículum como portada de El Comercio si se quisiera postular a un trabajo en el periódico). Si por eso no te ganas (al menos) una entrevista, nada lo hará. La hizo más linda todavía: siete años duró en la famosa compañía.
Innsaei es un sueño que tenía Stephanie. Netflix la ayudó a hacerlo realidad. Un documental que lleva el mismo nombre de su empresa la inspiró. El día que terminó de verlo –había estado dos semanas en cama por un fuerte resfrío– creó el primer Excel del negocio. También el primero boceto del local. Después de mucho tiempo no procrastinó. Así de impactante resultó ser el film, que, entre otras cosas y para resumirlo, habla sobre meditación. El tema le apasiona desde siempre. Más de una vez, y en diferentes países, optó por hacer terapias de flotación. Vio en Lima una oportunidad para dar a conocer esta experiencia, renunció a Google y hace poquito abrió las puertas de su nueva empresa en la avenida La Mar. Pero ¿qué es exactamente Innsaei Float Studio? No es uno, ni dos, sino tres conceptos: un spa alternativo, un centro de bienestar y un refugio de sanación. Así lo define Byrd.
Un té negro con esencias de frambuesa me espera a la salida. También el mundo real. Por 60 minutos olvidé que existía. //
SEPA MÁSInnsaei Float StudioDIRECCIÓN: Av. Mariscal La Mar 548, MirafloresCORREO: info@innsaeifloatstudio.comTELÉFONO: 986565511
BENEFICIOS DE LA TERAPIA DE FLOTACIÓN
-Reduce el estrés.- Previene las enfermedades degenerativas.-Favorece una mejor circulación y equilibra los niveles energéticos. --- -Mejora los hábitos de sueño.-Mejora la condición de la piel.-Elimina las toxinas del cuerpo.-Alivia los síntomas asociados a la depresión y la ansiedad.-Ayuda a reducir hábitos y comportamientos adictivos.-Reduce las migrañas.-Alivia el dolor del estrés físico ocasionado por el embarazo.-Normaliza la presión arterial.-Incrementa la performance atlética: energía, enfoque, fuerza y recuperación.-Fortalece el sistema inmunológico.-Promueve la fertilidad femenina.-Alivia los síntomas relacionados con dolencias de la columna.