Delante de la prensa y desde la tranquilidad de su domicilio en Salamanca, Delfina Paredes (87) se descubre el brazo derecho para recibir su dosis de refuerzo, no sin antes disculparse con el pequeño auditorio que la mira y no deja de tomarle fotos. “Perdonarán que haya escogido el hombro derecho, siendo yo de izquierda...”, bromea. Es tal la atención en ese momento clave (la vacunación) que se crea un silencio. Entonces le pregunta a la licenciada a cargo, otra vez en plan de broma, si será que puede regresar a su casa una vez cada mes.
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Desde el 2019, Delfina, una de las actrices más queridas del país, tiene movilidad reducida por un problema en la columna. Sus rodillas a veces le fallan y tiene los dedos curvos por la artrosis. Puede caminar pero con apoyo, y definitivamente ya no puede subir 20 veces la escalera ni mandarse sola en combi, como le encantaba.
Así funciona el Vacunamóvil de Essalud
Eso la hacía candidata ideal para el servicio Vacunamóvil de Essalud, que desde noviembre pasado ha inmunizado en sus casas con la tercera dosis a 5.605 adultos mayores de 22 distritos de Lima Metropolitana y el Callao. “Todos debemos contribuir en lo posible a recuperar nuestra vida anterior, con la experiencia que hemos ganado, pero para eso es necesario que todos nos vacunemos”, dice.
La prensa quiere aprovechar la ocasión para escuchar sus anécdotas, contadas con esa voz melodiosa de quien empezó a trabajar como locutora en Cusco desde los 17 años. Antes que la actuación, lo primero fue la poesía, dice. Su madre les leía poemas todos los días, después del almuezo, hasta que se ocultaba el sol y se quedaban iluminados solo con la luz trémula de una lámpara de kerosene. No había electricidad en Andahuaylillas entonces. Así fue como Delfina empezó a recitar, una actividad que no ha parado ni en pandemia. El próximo año cumplirá 50 años de recitar a César Vallejo, el poeta con el que más se le asocia.
“Yo estudiaba química industrial en Cusco. Queríamos seguir el ejemplo de Madame Curie. Pero un día llegó a la ciudad un grupo de teatro chileno. Ese fue mi primer encuentro con ese arte. Luego le dije a mi papá que quería estudiar química en Lima, que era más fácil ahí encontrar un lugar para hacer prácticas. Le mentí porque ya quería teatro”.
El recuerdo de esos años formativos es tan fuerte en su mente que hasta los lugares que pisó los describe como si los viera impresos: ahí está la escalera que bajaba hasta el Club de Teatro en La Colmena, al que quiso postular antes que la timidez le hiciera cambiar de opinión. Luego está el zaguán de la Escuela Nacional de Arte Escénico (ENAE), de donde también intentó escabullirse el primer día, al notar el bullicio, hasta que el cuidador, don Samuelito, la interceptó y la persuadió para que se quedara.
“Tenía un mes en la escuela cuando me llamó el doctor Ugarte y me dijo: ‘Va a aprender usted El Caballero Carmelo’. Eso fue hace tanto tiempo y, mira, hace poco nomás lo he vuelto a leer. Así empecé en la actuación”. Desde entonces ha sido una vida intensa la suya, de trabajo, viajes, luchas sindicales por los derechos de los actores, reconocimientos y también de formar una familia de artistas reconocidos, como los Velásquez (Mario, Gabriela, Ricardo), todos ellos tan dotados como su mamá para la actuación.
A Delfina no le ha faltado trabajo en la pandemia, aunque le cueste adaptarse a la virtualidad de los nuevos medios, como el teatro por Zoom. Le desagrada no poder sentir los átomos circulando y la energía que retroalimenta los escenarios. A veces la llaman universitarios para sus cortos. Y antes de la pandemia, leyó en los Juegos Panamericanos Lima 2019. Delfina, a quien no le gusta que le digan “primera actriz” porque siente que le están diciendo vieja, sueña con volver a la antigua normalidad, antes del covid y los smartphones, con los que anda peleada. “Ahora estamos todo el día con el dedo en el teléfono y ya parece que quien manda es el teléfono y no una. Con él parece que vamos a conseguir todo y acá [se señala la cabeza] ya no vamos a guardar nada”. //
NOTA: Para solicitar la aplicación de la tercera dosis en casa, el asegurado debe comunicarse con la línea 107, opción 0, que atiende de lunes a domingo de 6 a.m. a 10 p.m. El proceso se realiza de acuerdo con el padrón de beneficiarios y la programación establecida por EsSalud.
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