Pocos lo recuerdan pero, a inicios del 2000, antes de convertirse en el rostro matutino de la televisión peruana, Verónica Linares era reportera de calle. Trabajaba en canal 5, entonces dirigido por Genaro Delgado Parker, pero la situación inestable de dicha emisora la hizo buscar otros rumbos. Fue así como llegó a América Televisión, donde pasó una serie de pruebas para ser elegida como la ‘partner’ de Federico Salazar en el noticiero “Primera edición”. “Al principio, me costó muchísimo porque soy una persona muy práctica. Me aburre enormemente ir a la peluquería, que me maquillen. Soy de las que se ponen lo primero que encuentran en el cajón. Más que nada, me costó encajar dentro de un determinado estereotipo -el de presentadora de noticias-, pero con el tiempo me fui acostumbrando, sobre todo a las críticas”, dice Verónica. Sobre periodismo y la vida dentro de la pantalla chica conversamos con ella.
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¿Cómo resumirías el tiempo que llevas en televisión?
Yo tengo 46 años y 20 de ellos al frente de un noticiero, imagínate. Entonces, siento que he aprendido mucho sobre el país, sobre su política. El periodismo es un trabajo que te confronta con la realidad que viven muchos peruanos. Con su día a día. Han sido dos décadas de constante aprendizaje.
¿Y cómo ves al Perú de hoy en comparación con la época en que comenzaste en el periodismo?
En cuanto a noticias, he visto un proceso de degradación que nos ha llevado a lo que estamos viviendo ahora, no solamente en el ámbito político, sino también en nuestra sociedad. Antes, no había tantas muertes en los noticieros. Hace 20 años, presentar un asesinato era la noticia del día. Los delincuentes de la política, por decirlo de algún modo, eran más asolapados. Como muchos colegas, he sido testigo de primera mano de todos esos cambios, de cómo se ha ido pudriendo todo.
En La Linares, tu canal de YouTube, te alejas de las notas duras y haces entrevistas a distintos personajes. ¿Disfrutas más de esa versión distendida de tu trabajo?
En mi canal, diría que soy un poquito más yo, pero no al cien por ciento. Yo soy bien burlona, bien sarcástica. Bien pesada, en realidad. Pero trato de equilibrarme. Me pongo ciertos reparos porque creo que sería medio raro que en Internet me vean de una forma, y al día siguiente, en el noticiero, de una manera abisalmente distinta. Me divierto, sí, pero si no me controlara, luego la gente podría decir: ¿esta loca es la que me da las noticias?
¿Has pensado en salir con ese formato por la señal abierta?
Sería mostro, pero no es algo que tenga planeado. Mi canal lo abrí hace muchos años, en el 2010. Siempre me han gustado mucho las redes sociales. Me gusta explorar nuevas formas de comunicación y conectar con la gente. Tengo todas las redes, hasta Twitch.
¿Te cuesta lidiar con los ‘haters’ y ‘trolls’?
A mí me han dicho de todo, y me lo siguen diciendo… Bruta, calabaza, mermelera y una infinidad de cosas horribles. Incluso, en la época de Merino, me llamaron asesina. Que mis manos estaban manchadas de sangre. Yo entiendo que no le puedes gustar a todo el mundo, es normal, pero a ese tipo de comentarios no les tomo importancia. Mi terapeuta me decía por qué no les respondes. Le respondía que no, qué flojera.
En el último tiempo, has venido sufriendo de acoso. ¿Cómo has sobrellevado esta situación?
Durante mucho tiempo no le presté atención al tema, pero apenas esta persona llega a la puerta de mi casa, es que empiezo a averiguar quién era. En ese proceso, descubrí que era alguien con problemas psiquiátricos. Para el Poder Judicial, era inimputable. Es decir, la batalla estaba perdida. Pero un día, cuando faltaba una semana para que me case, se puso bien agresivo con mi esposo. Entonces tuve que hacer la denuncia y presionar en mis redes para que puedan internarlo en un centro de salud mental. Hoy, el señor está encerrado en el hospital Hermilio Valdizán.
¿Esto llegó a afectar tu salud mental?
Yo creía que no, pero cuando me hicieron la evaluación psicológica del Ministerio de la Mujer, me dijeron que sí, que la situación me estaba afectando de distintas maneras. Cuando salía del canal, me metía debajo del carro para que no me viera. O evitaba salir con mi hijo al parque para no cruzármelo. Había normalizado una situación que evidentemente no estaba bien.
Mencionabas que ibas a terapia.
Sí, es algo muy importante para mí y para mi familia. Durante sus primeros cuatro años, mi hijo mayor tuvo un asunto médico y necesitábamos darle recursos para empoderarlo. En mi casa, todos vamos a terapia desde que era chiquito. Yo sigo yendo de manera personal porque me ayuda un montón.
Hace unos días te casaste. ¿Cómo definirías este momento en el que te encuentras?
Después de la pandemia, y de pasar momentos bien difíciles, como el fallecimiento de mi suegro hace poco más de un año, siento que estoy en una etapa muy bonita. Para mí y para mi esposo fue muy emocionante casarnos… Fue algo pequeño, íntimo y muy sencillo, pero era algo que queríamos hacer desde hace mucho tiempo. Lo veníamos postergando, pero hoy nuestros hijos ya están más grandes. Y por fin pudimos lograrlo. //
2000. Comenzó su carrera periodística como reportera de los noticieros “24 horas” y “Buenos días, Perú” vía canal 5.
2003. Ese año ingresó a la conducción del noticiero matutino de América Televisión “Un nuevo día”, que un año después pasaría a llamarse “Primera edición”.
2010. Crea La Linares, el canal de YouTube en donde entrevista a diferentes personajes de la farándula, el deporte y la política peruana.
2013. Junto al periodista Mario Ghibelini, asumió la conducción del espacio de análisis y entrevistas “N Portada”, hasta el 2021.