Actualmente, la compañía espacial de Elon Musk tiene más de 2.700 satélites en órbita con los que busca mejorar la cobertura mundial de acceso a internet que ofrece a través de Starlink. En los próximos años esperan elevar el número a más de 30.000. Sin embargo, el ambicioso plan genera preocupación a la NASA y a la comunidad de astrónomos.
El problema en cuestión es que estos aparatos se han vuelto un dolor de cabeza para la observación astronómica, ya que la enorme masa espacial formada por los satélites se ha convertido en una suerte de constelación artificial que limita la “visión” de los científicos.
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En la frontera entre el día y la noche, es decir, al anochecer y al amanecer, los satélites de Starlink reflejan la luz solar en un cielo todavía oscuro. Esto supone que, en plenas observaciones crepusculares, las imágenes nocturnas se encuentren con la iluminación de estos dispositivos manchando su campo de estudio.
SpaceX reconoció este problema y empezó a probar una serie de soluciones para evitar el reflejo de la luz solar en sus satélites, aunque no resultaron ser del todo eficaces. Ahora, la compañía probará otras alternativas en sus satélites de nueva generación.
En un documento publicado recientemente, la compañía explica cuáles serán sus nuevas soluciones para que los satélites de Starlink sean “invisibles a simple vista cuando se encuentren en su altitud operativa estándar”.
Las soluciones para Starlink
Las nuevas medidas abordan el uso de un espejo dieléctrico que reduce la reflexión. Se trata de una especie de capa de materiales plásticos que crea diferentes patrones de reflexión para interferir en la luz que reflejan, pero permite mantener la conexión con la Tierra. Esta solución se podría ofrecer también a otros operadores de satélites que estén interesados en usar esta tecnología.
Otra posibilidad sería cambiar el color, o lo que es lo mismo, el material de los paneles solares que usan los satélites. Pasarían de ser blancos a un rojo oscuro. Este cambio de color a un tono más oscuro implica afrontar una reducción del rendimiento y, por lo tanto, de la energía disponible en el equipo. También se usará pintura negra para otros componentes del satélite y que pase más desapercibido en la órbita.
Además de estas dos opciones, Starlink ofrece para su segunda constelación de satélites mover automáticamente los paneles cuando el dispositivo refleje la luz a un nivel máximo. Esta maniobra, para evitar apuntar al sol, reduce la cantidad de luz solar que reciben los paneles, y supone una disminución de un 25% de la energía disponible para seguir funcionando. No obstante, SpaceX asegura estar dispuesta a hacer estas concesiones.