Aplicaciones para buscar pareja como Tinder han transformado el mundo de las citas. Pero, ¿qué tan bien equipado está el cerebro humano para hacer frente a este cambio cultural?Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
“Tuvimos un muy buen comienzo”, cuenta Sally. Salimos en dos ocasiones y conversamos constantemente, intercambiando unos 80 mensajes.
Y entonces, sin ninguna explicación, él le envió un mensaje de texto sacándola de su vida.
“Debido a que este chico no tenía conexión conmigo, tenía la capacidad de ser brutal”, dice Sally, de 30 años, una maquilladora artística de Londres.
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Sally, se unió Tinder hace dos años después de terminar una relación y recientemente se apuntó a happn, otra aplicación que empareja a sus usuarios con personas que se hayan cruzado físicamente en sus caminos.
Pero con el tiempo ha aumentado su perspicacia hacia las aplicaciones de citas. “Toda esa idea de satisfacción inmediata ha arruinado el sexo para toda una generación de mujeres”, asegura.
“Apocalipsis de citas”
Los usuarios de Tinder ven un potencial partido y si les gusta el aspecto lo deslizan hacía la derecha en la pantalla. Si no lo hacen, lo deslizan a la izquierda, y esa persona desparece.
La aplicación, que según la revista digital The Drum “es responsable de ocho mil millones de conexiones a través de 196 países”, es la más popular de su tipo en el mundo.
Pero es frecuente escuchar a las personas lamentar el tipo de comportamiento que supuestamente promueve Tinder.
Algunos titulares advierten de un “apocalipsis de citas”, que “mata” el romance, mientras que otros denuncian que está destruyendo la sociedad. Las mujeres jóvenes se quejan de que sus bandejas de entrada se llenan de imágenes no solicitadas y no deseadas de penes de extraños.
“Es como un catálogo de una tienda en la que todo el mundo está disponible. Es el equivalente personal de cientos de hombres de pie en un pub diciendo lo mucho que les gustas, pero que te abandonan en el momento que entra la próxima chica caliente”, dice Sally.
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Los sitios de citas en línea también son muy populares. El sitio eHarmony tiene más de 66 millones de usuarios y se envían 7,3 millones de mensajes a través de OkCupid todos los días.
Los seres humanos han evolucionado durante más de dos millones de años para desarrollar el sistema cerebral más complejo de la existencia, y para ser en gran parte monógamos. Pero, ¿qué tan bien equipadas están las personas para hacer frente al anonimato y la amplica elección que ofrecen las aplicaciones de citas?
No hay nada nuevo acerca de mirar imágenes para decidir sobre un compañero, dice Lucy Brown, profesora en el Colegio Einstein de Medicina de Nueva York, y coautora de varios trabajos sobre la neurobiología del amor romántico.
Enrique VIII encargó un retrato de Ana de Cleves para ayudarse a decidir sobre su potencial para el matrimonio, dice Brown. Pero Brown advierte que esto no es un modo particularmente eficaz para elegir a alguien.
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Cambios químicos en el cerebro
“Los seres humanos están programados para juzgar a las personas después de verlas en movimiento”, dice, “en lugar de a través de una mezcla de imágenes y mensajes fijos en una pantalla”.
“Es muy peligroso -no se puede decir mucho de una fotografía”, dice Brown. “El cerebro humano está preparado para tomar detalles sobre la forma en la que alguien se mueve o la forma en la que sonríe. Lo que hace lógico conocerse a la mayor brevedad posible”.
“Una persona tarda una media de tres años viviendo con alguien antes de revelar cómo es”, dice ella. Sin embargo, aplicaciones como tinder y happn, son conocidas por facilitar relaciones de corto plazo.
Y este es uno de los miedos más comúnmente expresados sobre el impacto social de las aplicaciones de citas -que la promesa de variedad ilimitada anima a la gente a perseguir la emoción de múltiples aventuras amorosas a corto plazo en lugar de trabajar en una asociación a largo plazo.
Hay evidencias que sugieren que se producen cambios químicos dramáticos en el interior del cerebro durante los primeros días de una relación.
Un estudio realizado por la Universidad de Pisa en 1999 encontró que los niveles de la serotonina -sustancia química que actua como neurotransmisor- en las personas que pasan por la fase inicial de amor romántico fueron comparables con los niveles en las que tienen el trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
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Y en 2007 los científicos de la Universidad de Basilea encontraron que esta etapa temprana de la pasión es comparable a la hipomanía, un estado de energía elevada, inhibiciones más bajas y una menor necesidad de sueño.
Bianca Acevedo, investigadora de la Universidad de California en Los Ángeles, dice que hay un aumento de la dopamina -una sustancia química que transmite señales en el cerebro- en las primeras etapas de una relación, lo que hace que la gente se entusiasme. Este sistema inconsciente de recompensas es algo a lo que la gente tiene que ser adicta “para nuestra supervivencia”.
“Necesitamos la energía extra para participar en la relación y todas las cosas que implica, como estar hablando toda la noche, y cuando no estás con la persona con la que estás pensando constantemente”, añade.
“Observamos esas activaciones en personas recién enamoradas, asociadas con la ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo”, indica.
“No quiere decir necesariamente que las aplicaciones de citas están haciendo que la gente tenga fobia al compromiso. Retirarse de una relación rápidamente después de un período de intensidad es probable que sea un rasgo de la personalidad”, dice Brown. “Es, sin embargo, un rasgo de la personalidad que las citas en línea permiten”.
Brown dice que es muy importante en esta etapa de una relación “conocer tu cerebro”. Y añade: “Hay que ser conscientes de que la naturaleza le está descontrolando un poco”.