La misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea despega mañana desde la India con dos satélites que simularán eclipses a la carta para profundizar en el estudio de la tenue atmósfera que circunda el Sol -la corona-, que sólo es visible desde la Tierra durante breves instantes cuando se produce un eclipse solar de forma natural.
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Dos naves, una con un “coronógrafo” para captar imágenes de altísima calidad de la corona del Sol y otra que actuará como “ocultadora”, deberán para ello volar en formación y con una precisión milimétrica mientras orbitan la Tierra a una velocidad que oscilará entre 1 y 10 kilómetros por segundo; unas características que según los responsables de la misión suponen un hito para la astronomía y la ingeniería espacial.
El lanzamiento está programado para las 11:45 GMT de mañana desde el Centro Espacial Satish Dhawan, cerca de la ciudad india de Chennai, donde durante los últimos días ha superado las pruebas previas y los dos satélites se han acoplado a un lanzador de la Organización India de Investigación Espacial (ISRO) que posee la potencia necesaria para ascender hasta 60.000 kilómetros de distancia de la Tierra antes de situarse a solo 600 kilómetros.
La misión Proba-3 de la ESA, con un presupuesto que ronda los 200 millones de euros, está liderada por la empresa española Sener, y en la misma están involucradas unas cuarenta compañías de dieciséis países, entre ellas las multinacionales Airbus Defence and Space en España, GMV, Deimos, HV Sistemas, Inventia o Thales Alenia Space en España, además de instituciones y organismos españoles como el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, el Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI) o la Agencia Espacial Española (AEE).
¿Por qué es importante estudiar la corona solar?
Porque la corona es la fuente de gran parte de la actividad solar y puede influir en la Tierra; en particular, las llamadas “eyecciones de masa corporal” son expulsiones de plasma solar que llevan mucho material al espacio planetario, incluido campo magnético y partículas cargadas, explicó la científica de la ESA Anik de Groff en un encuentro con periodistas para informar de los detalles de la misión.
Y porque esas eyecciones pueden impactar en la magnetosfera de la Tierra (la capa exterior de la atmósfera y que protege de las radiaciones) y provocar tormentas geomagnéticas que pueden afectar a las comunicaciones por radio, a los sistemas de navegación, a los satélites o a las redes eléctricas, detalló Anik de Groff, quien señaló también el lado “positivo” de esas expulsiones, ya que son responsables de las auroras boreales.
La Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE) ha valorado la importante participación española en esta misión de la Agencia Espacial Europea, ha celebrado el liderazgo de la industria espacial española y su papel cada vez más relevante en los programas internacionales y ha subrayado que será además la primera misión de la ESA en la que se va a utilizar una tecnología de vuelo en formación precisa.
Cuando estén en órbita, los dos satélites de Proba-3 permitirán observar de forma prolongada la tenue atmósfera circundante del Sol (su corona), que hasta ahora solo era visible durante unos breves instantes en los eclipses solares terrestres.
Para conseguirlo, la sombra que se proyecta entre ambos satélites debe permanecer en una posición precisa, lo que significa que deben volar de manera autónoma y en formación con una precisión de tan solo un milímetro -el grosor de una uña-.
No dejará rastro de basura espacial
Una de las naves llevará un instrumento (coronógrafo) para captar imágenes de alta calidad de la corona del Sol y la otra (que actuará como “ocultadora”) se interpondrá entre ella y la estrella para crear eclipses artificiales “a la carta”; cada una de ellas funcionará además como un robot autónomo e inteligente capaz de calcular su posición y su trayectoria respecto a su “compañera” de forma constante y sin apoyo de operadores humanos desde la Tierra.
Proba-3 es la tercera misión de la Agencia Espacial Europea de la serie PROBA (Project for On-Board Autonomy) para poner en órbita satélites de bajo coste y demostrar en vuelo nuevas y avanzadas tecnologías de muy alta precisión, que podrían permitir en el futuro desarrollar grandes infraestructuras espaciales -como telescopios- que operen con componentes separados y desde diferentes naves.
Los satélites orbitarán la Tierra durante aproximadamente un año y medio, un tiempo durante el que podrán simular unas 1.500 horas de eclipses solares, y al final de la misión las dos naves se desintegrarán en su reentrada en la atmósfera terrestre, ha explicado la ingeniera de sistema de la ESA Esther Bastida , quien ha asegurado que de esa manera y en línea con la política de la Agencia Especial Europea, no se generará nada de basura espacial.
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