Una explosión cósmica causada por la muerte de una estrella gigante fue detectada y analizada por científicos. La luz que emitió al morir tardó alrededor de 4.000 millones de años en alcanzarnos.
La estampida de radiación, llamada destello o brote de rayos gamma, fue observada en abril de este año por telescopios espaciales y la comunidad científica acaba de confirmar que es la más brillante jamás vista.
Según los investigadores, que publicaron sus hallazgos en la revista especializada Science, la lejana estrella tenía entre 20 y 30 veces la masa del Sol.
Estos eventos pueden ocurrir en cualquier galaxia y en cualquier momento, no hay forma de predecirlos, dijo Paul O´Brian, astrónomo de la Universidad de Leicester, en Reino Unido.
DEVASTACIÓN La monstruosa explosión del astro moribundo fue avistada por los telescopios espaciales Fermi y Swift, de la NASA.
Y aunque puede que haya durado menos de un minuto, la radiación que lanzó atravesó el cosmos.
La estrella estaba viviendo alegremente, fusionando material en su núcleo. Hasta que se quedó sin combustible, explicó OBrien, que forma parte del equipo que controla el telescopio Swift.
Los científicos creen que el centro del astro colapsó en un agujero negro y liberó un poderoso chorro de energía: el estallido de rayos gamma.
Una onda expansiva podría también haber causado que el resto de la estrella se expandiera hacia atrás, creando así otro evento deslumbrante, una supernova.
Podemos ver la luz en descomposición –los remanentes de los dos eventos– semanas o meses después, dijo el astrónomo.
Aunque este estallido fue más cercano a la Tierra que la mayoría de las explosiones de rayos gamma que han sido detectadas hasta ahora, su radiación no representó ningún peligro.
Una vez que alcanzó nuestro planeta la atmósfera absorbió su energía, dicen los expertos.
Sin embargo, si una explosión similar ocurriera más cerca, a una distancia de menos de 1.000 años luz, podría dañar la capa de ozono, con consecuencias devastadoras para la vida terrestre.
La predicción es que una explosión de rayos gamma podría ocurrir lo suficientemente cerca como para hacer daño a la Tierra una vez cada 500 millones de años, aclaró OBrian.
En algún punto de la historia de la Tierra probablemente recibimos la radiación de un brote de rayos gamma, y ocurrirá en algún momento en el futuro.
Pero las posibilidades de que pase en nuestra vida son muy bajas.