En pleno auge del podcasting, un nuevo producto parece estar ganando cada vez más adeptos. Grabar el sonido de la lavadora, de un ventilador o de la lluvia se ha convertido en un nuevo negocio y ha llevado a algunas personas a hacer de la grabación de este tipo de sonidos conocidos como ruido blanco un exitoso modo de vida.
Los podcasters de ruido blanco (White Noise) recrean un mundo de calma con el que ayudan a miles de oyentes a concentrarse, calmarse o dormir en un momento de elevada contaminación acústica. Sólo hay que echar un vistado a las listas de las plataformas de videos y audios más populares para darse cuenta de su gran acogida.
A los videos de YouTube como “Celestial White Noise”, con 57 millones de reproducciones, o “Ruido blanco para dormir bebés”, con más de 28 millones, se suman ahora cada vez más podcast de este tipo de ruido ideal para enmascarar o tapar otros sonidos provenientes del ambiente, como autos, una construcción o el ladrido de un perro.
“Creo que todo el mundo está buscando maneras de dormir mejor. Algunas personas recurren a la medicación. Yo prefiero probar otras vías para ayudar a dormir mejor. Siempre he encontrado el ruido blanco y los sonidos de la naturaleza como la mejor forma para ayudar a dormir mejor”, explica a la BBC Todd Moore, un exitoso empresario estadounidense que lleva más de doce años grabando ruido blanco, primero para su aplicación y después para su podcast “Tmsoft’s White Noise Sleep Sounds”.
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Moore empezó con una aplicación gratuita en 2009 a la que llamó “White Noise Lite” y que cuenta con cerca de 170.000 opiniones solo en la tienda de Apple.
“La idea de crear una aplicación de ruido blanco surgió cuando salió el iPhone y sacó una tienda de aplicaciones. Una de las ideas que tenía era que ya que dormía siempre con el ventilador puesto, quería ver si podía grabar el sonido y subirlo como una aplicación, en lugar de tener que poner el ventilador. Así podría tenerlo en mi iPhone y llevármelo siempre conmigo. Esa fue un poco la idea de cómo comenzó todo”, recuerda Moore.
“Comencé a recorrer mi casa grabando todo tipo de ruidos diferentes como el aparato de aire acondicionado. Salía al jardín y grababa grillos, lluvia y otros sonidos de la naturaleza. A continuación, los puse todos en una aplicación. Era todo muy sencillo al principio. Tenía a lo mejor diez sonidos para poder escucharlo durante toda la noche. Eso fue un poco el truco”, indica.
“Cómo poder escuchar el audio, por ejemplo, diez horas sin ninguna interrupción. Eso fue quizás lo que me costó más tiempo, pero una vez logrado esto, sólo era cuestión de ponerlo en su sitio. Al principio no intentaba hacer dinero alguno. Sólo pensé que a lo mejor podía ayudar a alguien. Lo hice en modo de descarga gratuita
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“Y lo siguiente que supe es que se había convertido en la aplicación número uno. Todo el mundo se la estaba descargando y usándola. Empecé a recibir cientos de correos electrónicos y así es como comenzó todo”.
Hace un par de años, ante el creciente interés por los podcast, un mundo que siempre le ha gustado, decidió subir también su ruido blanco en versión podcast, en episodios de nueve horas de duración.
“Subimos nuevos sonidos cada semana, de manera complementaria a la aplicación. Pensé que a lo mejor sería una buena forma de acercar la aplicación a la gente. Pusimos un anuncio al principio a través del servicio de Anchor, parte de Spotify, y empezamos a hacer bastante dinero, a ganar gran atención y explotó, pero nadie esperaba tener 50.000 oyentes al día. Es bastante increíble”, explica Moore.
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Con un mundo del podcasting en pleno crecimiento como reconoce Moore, su empresa en la que trabajan aparte de él, otras cinco personas, tres de ellas a tiempo completo, se ha convertido, en su caso, en un lucrativo negocio.
“Nos va muy bien”, se limita a contestar sin querer entrar en detalles económicos.
De acuerdo con un artículo publicado por Bloomberg, Anchor gestiona la carga comercial de su podcast y le paga a Moore US$12,25 por cada 1.000 reproducciones, lo que supone unos US$18.375 al mes.
Esto sólo sería el dinero recaudado a través de la publicidad incluida al principio del podcast, sin contar el dinero percibido a través de su aplicación, en la que cuenta con un millón y medio usuarios activos.
Moore ofrece también, junto con la versión gratuita (que incluye anuncios), una versión pro de su aplicación por US$2,99.
El auge de este tipo de podcast parece estar limitado a plataformas como Spotify, desde donde no han querido comentar esta tendencia.
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Mientras, desde iVoox, muy popular en el mundo hispanohablante, reconocen que aunque saben que el ruido blanco está siendo tendencia en otras plataformas, lo cierto es que en su caso no se dan este tipo de audios con tanta frecuencia.
A pesar de la proliferación de estos podcasts, es complicado saber quién está realmente detrás. “Alguna de las razones por las que no es fácil saber quién está detrás de este tipo de podcast es porque algunos son copias. La gente roba los sonidos y los republica”, explica Moore sobre la dificultad de demostrar si ese ventilador que aparece en el podcast lo ha grabado el creador en su casa o lo ha pirateado.
Pero lograr monetizar un podcast es complicado. Sólo unos pocos elegidos pueden hacer gala de vivir de esto como señala Francisco Izuzquiza, podcaster español y fundador de Yes We Cast, empresa especializada en producción y asesoramiento en podcasting.
“En el contexto actual de la moda del podcasting hay más financiación, más recursos y por tanto hay más posibilidad de crear nuevos formatos y desarrollar nuevos contenidos como puede ser el ruido blanco. Es maravilloso que exista esa opción de consumo y que sea una actividad profesional”, indica a la BBC.
Al presentador del popular podcast español “La escóbula de la brújula” lo que le preocupa es la expectación creada en torno a este tipo de podcast y que se vea como “una nueva fiebre del oro” con la que ganar mucho dinero.
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“En realidad el 99 por ciento de la gente que comienza un podcast, como ocurrió con YouTube, como ocurrió con los blogs, como ocurrió con las redes sociales, no gana nada o tarda mucho en ganar algo de dinero. Ya no digamos vivir de ello, ya no digamos hacerse rico”.
Incluir anuncios o publicidad dinámica al comienzo de los archivos de sonido para luego no interrumpir el propio audio del ruido blanco es la mejor manera de monetizarlos.
“Incluso, por qué no, el día de mañana una marca puede patrocinar un podcast de ruido blanco, por ejemplo, o de cualquier otro paisaje sonoro”.
Los podcasts de ruido blanco parecen estar limitados al mundo anglosajón de momento. Tanto Moore como Izuzquiza explican que esto se debe a que casi todo comienza siempre en el mercado estadounidense.
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“No conozco gente que haga ruido blanco, pero sí conozco gente que se dedica a grabar paisajes sonoros, por ejemplo. ¿Por qué no ocurre esto en el mundo hispano? Creo que porque simplemente no estamos al mismo nivel de producción todavía que en EEUU. Ellos siempre van por delante. Esto se está viendo en el podcasting claramente”, comenta Izuzquiza.
“Creo que simplemente hay gente haciendo cosas en EE.UU. que todavía no se ha hecho a nivel hispano y luego, además, por una simple cuestión, aunque ya no sé si decir a nivel hispano, a lo mejor si me restrinjo a España, por una simple cuestión de demográfica y de número de productores.
“Al final hay mucha más gente haciendo este trabajo en EE.UU. que en España. Si lo ampliamos a nivel hispano, me imagino que las cifras se acercan más, pero EE.UU. siempre va un poco por delante”, dice Izuzquiza.
En su opinión, seguro que ya hay alguien haciendo ruido blanco en Latinoamérica.
“Me sorprendería que alguien no haya empezado ya. Ahora, vuelvo a mi argumento original. Lo que me pregunto es cuánto tiempo van a durar, porque lo más probable es que esa cifra de dinero que han visto que podría ser factible ganar con esto no acabe llegando. Vamos a ver si se convierte en un fenómeno significativo o no. Para esto hace falta tiempo. Hace falta meses o años”.
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