Nueva York. (DPA) Todo el mundo odia esperar ante un semáforo en rojo, pero lo cierto es que este aparato eléctrico con sus tres luces regula en todo el mundo las vidas de millones de personas. Simbólicamente, su imagen se ha utilizado a lo largo del tiempo para marcar, por ejemplo, el valor nutritivo de alimentos. Nadie debe contradecir sus órdenes. El próximo martes, el semáforo cumple 100 años.
En realidad, el concepto en el que se basa el semáforo es más antiguo que el del automóvil. Ya en 1868 existían en Londres una lámpara de gas con luces rojas y verdes para uso nocturno, controlado por un policía. Pero tuvieron que pasar 46 para que recién en Cleveland (Ohio, Estados Unidos) se iluminara el primer semáforo tal y como lo conocemos hoy.
“Hay algoritmos fascinantes para regular el tráfico. Y se puede influir muchísimo, aunque no siempre guste a los conductores”, señala Wilke Reints, trabajador de la empresa Siemens. “Hay zonas que permiten un tráfico fluido, mientras que en otras se interrumpe a propósito, con el objetivo de que los viajeros opten por el autobús o el tren”. Todo depende de fines políticos, “pero sean cuales sean, su gestión tecnológica es todo un arte”. También para muchos jefes de Estado el semáforo cambia a verde de manera que pueda atravesar la calle lo más rápido posible.
¿Peligra el semáforo?
Actualmente se considera moderno regular el tráfico a través de un cruce, a fin de que el flujo sea más rápido. “Pero eso apenas funciona dentro de las ciudades”, señala Reints. “Además, hay barrios que colocan semáforos en los cruces, con lo que les quitan toda la gracia”.
Aún en un mundo en el que todos los autos se comunicaran entre sí para regular el tráfico, estarían los peatones y los ciclistas, por lo que el semáforo seguiría siendo necesario, añade. Dentro de poco, bromea el experto, los semáforos instarán a hablar a los conductores mientras estén en rojo. “Después, el semáforo podría decirles: ¡apague el motor!”
Eso sí, hay cosas que probablemente no cambien. “Rojo arriba, luego amarillo y por último verde: los colores se han mantenido prácticamente en todo el mundo”, dice Reint. En China quiso hacerse al revés para que el color del Partido Comunista simbolizara la vía libre, pero finalmente acabó todo siendo un caos.