Algunos animales pueden verse afectados por el COVID-19 y los visones pueden contaminar a los humanos, pero no hay pruebas aún de que ese salto entre especies agrave la epidemia, según los científicos, prudentes aunque en alerta debido a las noticias que llegan de Dinamarca.
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, anunció el miércoles la eliminación de más de 15 millones de visones del país.
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Según Frederiksen, una versión mutada del SARS-Cov-2 podría amenazar la eficacia de una futura vacuna, después de que este virus fuera transmitido por esos animales a 12 personas.
El anuncio causó revuelo en un clima de gran angustia frente a una pandemia de COVID-19 que ya ha causado más de 1,2 millones de muertos en menos de un año.
Pero muchos expertos manifestaron sus dudas, preguntándose sobre la realidad de los supuestos peligros de la mutación, al carecer por ahora de publicaciones científicas al respecto.
“Deseo que cese esta tendencia a hacer ciencia a través de comunicados de prensa. No hay ninguna razón para que los datos genómicos no puedan ser compartidos para facilitar a la comunidad científica la evaluación de tales afirmaciones”, denunció en Twitter Angela Rasmussen, viróloga de la Universidad de Columbia (Nueva York).
Los virus de ARN, como el coronavirus que apareció en China a fines de 2019, mutan siempre, sin que necesariamente haya consecuencias significativas. Ningún estudio científico demuestra por ahora que alguna de las múltiples mutaciones del SARS-Cov-2 pudo modificar su contagiosidad o peligro.
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Los contagios de visones tampoco son nuevos. Además de Dinamarca, muchos criaderos se vieron afectados desde el mes de junio en Holanda, Estados Unidos o España. Y algunos casos de infecciones de seres humanos por visones también fueron reportados.
Los anuncios daneses van más lejos y describen el paso del visón al humano de una cepa diferente del virus.
“Según informaciones de las autoridades danesas, este virus no es más patógeno ni más virulento”, indica a la AFP Gilles Salvat, experto de la agencia sanitaria francesa Anses.
Pero el temor es de que “emerja como un segundo virus dominante en la población (...) Hacer una vacuna para una cepa ya es complicado, si hay que hacer contra dos, cuatro o seis cepas es aún más complicado”, añade el especialista, que califica así de “precaución” la decisión de eliminación de los visones.
“Poco eficaz”
“Esta medida es totalmente justificada desde un punto de vista sanitario para eliminar una fuente de transmisión del virus”, reitera el profesor François Balloux, de la University College de Londres.
Pero “mencionar el riesgo de que los visones puedan generar una segunda pandemia parece excesivo y poco eficaz en el clima anxiógeno actual”, indica a la AFP, subrayando que mutaciones similares existen ya en la población sin que se extiendan.
“Sabemos que ese virus con las mismas mutaciones surgió en criaderos de visones, fue transmitido a ciertas personas y de ninguna manera creció y sigue siendo escaso en la población”, insiste.
Reconoce eso sí que no es del “todo imposible” que este linaje “pueda expandirse y hacer las vacunas menos eficaces”.
Las “verdaderas consecuencias de los cambios” por la mutación que afecta a la proteína que facilita al virus entrar en una célula “no fueron evaluadas por la comunidad científica”, dijo por su lado James Wood, profesor de Medicina Veterinaria en la Universidad de Cambridge.
“Es muy temprano para decir que ese cambio provocará el fracaso de las vacunas o de la inmunidad”, agregó, citado por el organismo británico Science Media Centre.
Además de los visones, se registraron casos de contagio por el virus del COVID-19 en otros carnívoros: especialmente gatos, perros, y tigres y leones de un zoológico en Nueva York.
Hasta ahora “el riesgo de una propagación del covid-19 de los animales a los humanos es considerada débil”, consideran los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC).
El perro o el gato son “callejones sin salida epidemiológicos”, es decir que “pueden albergar el virus provisionalmente pero no lo multiplican suficientemente para que sea contagioso”, insiste Gilles Salvat.
A Angela Rasmussen le preocupa, en cambio, el establecimiento del virus en gatos no domésticos.
“Los gatos son receptivos a la infección y hay millones de gatos salvajes en Estados Unidos (y millones más en el mundo)”, subraya la viróloga.
“Si los gatos se convierten en receptores establecidos, podríamos quedar bloqueados con el SARS-Cov-2 por años”.
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