Han pasado dos años desde que el SARS-CoV-2, virus que causa el COVID-19, surgió. Hoy, dos años después, tenemos diversas de sus variantes circulando en el mundo, la última de ellas y la que genera preocupación es Ómicron.
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Los expertos de Mayo Clinic dicen que, independientemente de la variante, la prevención de la infección funciona. Las vacunas reducen y previenen los casos de hospitalización y muerte, según lo que se sabe hasta ahora. Si reúnes las condiciones para vacunarte o recibir un refuerzo, hazlo ahora.
Pero, ¿qué pasa con estas variantes? ¿Por qué y cómo aparecen?
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Hace dos años, el 12 de diciembre, un grupo de personas se infectó y se enfermó a causa de un virus que no se sabía que infectaba a los humanos. El SARS-CoV-2 se ha extendido por todo el mundo y ha provocado más de 267 millones de casos de infección en estos dos años de pandemia, incluidos 2,2 millones de casos confirmados en Perú.
Dentro de cada huésped, a medida que el virus se propaga, el genoma viral cambia o muta. Esta alteración genética, llamada mutagenicidad, puede afectar la facilidad con la que se propaga el virus, la gravedad del COVID-19 una vez que una persona se infecta o el nivel de inmunidad que se obtiene de una vacuna o una infección previa. Los cambios más preocupantes se rastrean a medida que se vuelven más prominentes en diferentes regiones geográficas del mundo. Los investigadores y los médicos vigilan estas variantes, como la Delta o la Ómicron, para poder descubrir cómo las mutaciones en estas variantes afectan las pruebas diagnósticas o la atención médica del paciente.
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Un virus se reproduce copiando su código genético y formando nuevas partículas de virus para infectar tantas células huésped como sea posible. En el caso del SARS-CoV-2, el virus almacena su código genético como ARN. Prioriza la velocidad de copia sobre la precisión, y las mutaciones pueden aparecer en cada ronda de replicación. Desde el momento de la infección, hasta los primeros días, las partículas de SARS-CoV-2 pueden duplicarse en número aproximadamente cada seis horas.
A medida que ocurre esa replicación del ARN, se producen errores. Estos errores se denominan mutaciones y, si modifican el virus de maneras que lo ayudan a propagarse o a infectar células, pueden dar lugar a una nueva cepa del virus, llamada variante. Las mutaciones en el genoma viral, especialmente en las instrucciones de la proteína de la espícula que ayudan al SARS-CoV-2 a infectar células, pueden dar como resultado una partícula viral que es mejor para evitar el sistema inmune, resistente a tratamientos farmacológicos anteriores o capaz de infectar células con mayor eficacia. Sin embargo, otros errores de copia pueden dañar la reproducción del virus o no tener ningún efecto.
Eventualmente, a no ser que se tomen precauciones, una variedad de partículas virales se propaga al siguiente huésped, donde el virus vuelve a intentarlo.
“Uno se infecta por una población de virus”, explica Richard Kennedy, inmunólogo y codirector del Grupo de Investigación de Vacunas de Mayo Clinic. “Cada virus individual podría ser diferente de los demás porque las mutaciones ocurren en lugares aleatorios”.
Con millones de infecciones por SARS-CoV-2, los científicos probablemente verán la mayoría de las opciones de mutaciones, escribe el Dr. Andrew Badley, especialista en enfermedades infecciosas de Mayo Clinic, en una publicación reciente. El doctor es presidente del Grupo de Trabajo de Investigación SARS-CoV-2 COVID-19 de Mayo Clinic, que supervisa las actividades de investigación relacionadas con el COVID-19 de Mayo Clinic. En el comentario, el Dr. Badley señala que es esencial detectar y recopilar información sobre estas mutaciones, así como también evaluar su impacto en la eficacia con la que se propaga el virus, como enferma a las personas y si las nuevas variantes se resisten a los tratamientos actuales y a las terapias experimentales para el COVID-19.
No todas las mutaciones preocupan a los científicos: es importante recordar que algunas aparecen y luego se extinguen si no ayudan a que el virus se propague. Sin embargo, algunas ayudan a que se propague directa o indirectamente. Como parte de la respuesta inmune, el cuerpo produce una variedad de anticuerpos que se unen a una pequeña porción de proteína viral. Si el virus muta, la proteína producida a partir de esas instrucciones podría cambiar lo suficiente como para que el anticuerpo no se pueda unir a él o se una con menos fuerza. Y eso, escribe el Dr. Badley, podría reducir o anular los efectos beneficiosos de los tratamientos que dependen en gran medida de los anticuerpos: los tratamientos con anticuerpos monoclonales y, hasta cierto punto, la vacunación.
De igual importancia son las mutaciones en los sitios utilizados en las pruebas de diagnóstico molecular, escribe el Dr. Joseph Yao, microbiólogo de Mayo Clinic y experto en pruebas de diagnóstico. Esos cambios podrían disminuir la exactitud o la precisión de estas pruebas, dificultando la detección de estas infecciones. Y eso conducirá indirectamente a la propagación del SARS-CoV-2.
Los efectos conocidos de las variantes son un aumento potencial en la transmisibilidad del virus, incluso hasta el punto de la reinfección de aquellas personas que están vacunadas o que se han recuperado de una infección previa por SARS-CoV-2. Las nuevas variantes pueden aumentar los casos de hospitalización y muerte o infectar a personas más jóvenes o mayores que las variantes anteriores. También pueden requerir pruebas adicionales, escribe el Dr. Yao, incluida la secuenciación del genoma viral con mayor frecuencia para mantener la vigilancia de las variantes y garantizar que las pruebas de diagnóstico actuales sigan siendo precisas.
De todas formas, los expertos están de acuerdo en esto: más vale prevenir que curar.
“El uso de la mascarilla, el distanciamiento físico y el lavado de manos disminuyen nuestras posibilidades de exposición, sin importar qué variantes existan”, dice el Dr. Kennedy. “Si seguimos todas las recomendaciones sobre el uso de la mascarilla, el distanciamiento y el lavado de manos, y nos colocamos la vacuna contra el COVID-19, tendremos múltiples capas de protección para mantenernos a salvo”.
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