El Perú es el único país en el mundo en el que la variante lambda del nuevo coronavirus es la dominante y es también el único país del mundo en el que la temida variante delta se enfrenta directamente con ella. Veamos qué puede suceder en esta batalla.
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La pandemia ha afectado de modo tan intenso al Perú, que en su lista de variantes de interés y preocupación, actualizada al 23 de julio, la OMS describe que la documentación más temprana de la variante lambda se hizo en diciembre del 2020.
Lambda, designada por la OMS como variante de interés el 14 de junio, es un nuevo linaje del virus SARS-CoV-2 –clasificado científicamente como C.37– que tiene siete mutaciones en el gen espiga y una deleción (ausencia de un aminoácido) en un gen llamado ORF1a. Esa deleción se encuentra también en las variantes alfa, beta y gamma.
Dos estudios, uno de la Universidad de Chile y otro de la Escuela de Medicina Icahn de Nueva York, han demostrado que las mutaciones de lambda confieren mayor infectividad y escape a anticuerpos neutralizantes producidos en personas inmunizadas con las vacunas CoronaVac y Pfizer, respectivamente.
—Variante delta—
Esta fue originalmente documentada en la India en octubre del 2020, fue designada por la OMS como variante de interés el 4 de abril, y como variante de preocupación el 11 de mayo. Esta variante está ya en más de cien países y, lo relevante para este artículo, tiene la capacidad de convertirse en la variante predominante en el país al que llega.
Por ejemplo, a principios de año, la variante predominante en Inglaterra era la alfa –documentada primero en ese país en diciembre del 2020–, pero en solo dos meses la variante delta pasó del 1% al 92%.
Del mismo modo, a comienzos de mayo la variante predominante en EE.UU. era la alfa, y menos del 1% de casos de COVID-19 eran causados por la delta. Sin embargo, el 20 de julio los CDC informaron que la variante delta había tomado por asalto ese país, y explicaba ya el 83% de los casos de COVID-19.
“La variante delta es muy contagiosa [...] puede contagiar a entre cinco y nueve personas susceptibles”.
—Sobre predominancias—
La pregunta científica es entonces: ¿qué características biológicas tiene la variante delta, que ha sido capaz de desplazar tan rápida y completamente a la variante alfa en EE.UU., el Reino Unido y otros países? ¿De qué depende que una variante se convierta en predominante en una región?
Sin duda, dependerá de la capacidad de infección del virus, el número de personas susceptibles que bajan la guardia y se dejan contagiar, y las coberturas de vacunación de la población.
La capacidad de infección depende de las mutaciones en la espiga, que como hemos visto, las variantes lambda y delta han adquirido tan eficientemente. La susceptibilidad y coberturas de vacunación de la población dependen del nivel de alerta de la población y las políticas de salud que dicten los gobernantes, respectivamente.
Pese a tener coberturas de vacunación completa de alrededor del 50% de su población, tanto en EE.UU. como el Reino Unido, la predominancia de la variante delta coincidió con decisiones políticas que relajaron las medidas de cuidado existentes en la población.
La variante delta es muy contagiosa, y se calcula que si una persona infectada por el virus original de Wuhan contagiaba a una a dos personas, y la alfa a dos o tres, la persona infectada por delta puede contagiar a entre cinco y nueve personas susceptibles.
No es sorpresa entonces que, al llegar a un lugar con bajas coberturas de vacunación, y que relaje sus medidas de prevención, una variante tan contagiosa como la delta va a contagiar a muchas más personas que la alfa y en corto tiempo se convierta en la variante predominante.
“La variante lambda tiene mayor infectividad y escape a anticuerpos neutralizantes”.
—Delta versus lambda—
De acuerdo con recientes datos del Instituto Nacional de Salud, la variante lambda es la predominante en todas las regiones del país, aunque la gamma está aumentando rápidamente como causa del COVID-19 en los meses de junio y julio. Eso hace que el Perú sea el único país del mundo en el que la variante lambda sea la predominante. Lambda tiene una prevalencia acumulada de 70% en el Perú, 29% en Chile y 15% en Ecuador. En los demás países de Sudamérica, la prevalencia es 3% o menos.
Por su lado, la variante delta explica 3,6% de casos de COVID-19 en junio y 4,1% en julio en Lima Metropolitana, con proporciones semejantes en el ámbito nacional.
La gran pregunta es: ¿logrará la variante delta desplazar a la lambda en el Perú? ¿De qué factores dependerá que la variante delta se convierta en la predominante? Si se produjera una tercera ola, ¿será esta causada por la delta, se impondrá la lambda o la gamma se meterá por los palos y sorprenderá a todos?
Los virólogos están observando con mucha atención un fenómeno biológico que solo se está produciendo en tiempo real en el Perú.
Si no se acelera el programa de vacunación, se convence a los vacunados que se pongan la segunda dosis, se combate el rechazo a las vacunas de grandes sectores de la población, se refuerza la vigilancia genómica, y la población no baja la guardia, es posible, como me dijo el Dr. Pablo Tsukayama, que nos demos cuenta de una tercera ola “a la mala”, es decir, cuando alguna de esas variantes ya la haya causado y estemos con la soga al cuello.
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