La semana pasada, el Gobierno Cubano anunció que Abdala –su vacuna de tres dosis– había demostrado una eficacia del 92% en prevenir la infección por el nuevo coronavirus. Días antes, la corporación estatal BioCubaFarma había anunciado que otra de sus vacunas –la Soberana 2– mostró una eficacia de 62% en prevenir la infección y dijo que estaba trabajando en mejorar esa eficacia con una tercera dosis. La semana pasada también, Venezuela anunció que había recibido el primer envío de los 12 millones de dosis de la vacuna Abdala, compradas al Gobierno Cubano. Hoy haremos una breve revisión de las vacunas cubanas.
LEE TAMBIÉN: La incógnita sobre combinar las vacunas
En primer lugar, es importante recordar que la industria biotecnológica de Cuba, de propiedad enteramente estatal, tiene reconocimiento mundial, al contar con un largo historial de producción de medicamentos biológicos, vacunas y del entre 60% y 70% de los medicamentos que consume la población.
En ese contexto, el Dr. Vicente Vérez Bencomo, director del Instituto Finlay de Vacunas de Cuba, le dijo a revista “Nature” del 29 de abril que en marzo habían empezado los estudios de fase 3 de sus vacunas Soberana 2 y Abdala, las únicas vacunas latinoamericanas que se encuentran en esa fase, de las 23 que están en esa etapa de desarrollo en el mundo.
Recordemos que en el mundo se desarrollan cinco tipos de vacunas contra el COVID-19: vacunas de vectores virales (Johnson & Johnson, Oxford/AstraZeneca y Sputnik V), que –a manera de un caballo de Troya– usan un virus no relacionado e inofensivo modificado para transportar material genético del SARS-CoV-2. Vacunas de ARNm (Pfizer y Moderna), que enseñan al sistema inmune a reconocer el virus. Vacunas inactivadas (Sinovac y Sinopharm), que contienen el virus SARS-CoV-2 inactivo. Vacunas atenuadas (Codagenix), que contienen el virus debilitado; y vacunas de proteínas, que contienen proteínas derivadas del coronavirus (Novavax y Sanofi/GSK), que desencadenan una respuesta inmunitaria. Las cinco vacunas cubanas son de proteínas.
—La vacuna Soberana—
Producida por el Instituto Finlay en alianza con el Centro de Inmunología Molecular y el Centro Nacional de Biopreparados de Cuba, la Soberana tiene tres productos, Soberana 1, 2 y Plus, y su nombre enfatiza la importancia política y económica de las vacunas para la isla.
La vacuna Soberana 2, descrita en una prepublicación, usa una tecnología conjugada de subunidades –no empleada por ningún otro fabricante de vacunas en el mundo– en la que los científicos aíslan la proteína S de la espiga, y la combinan (conjugan) con una forma inactiva de tétanos (toxoide). La Soberana 1 es una vacuna no conjugada que contiene pares de fragmentos de proteína de la espiga, mezcladas con componentes de las capas externas de la bacteria meningococo. Las partículas de tétanos y meningococo actúan como ‘boosters’ o potenciadores de la respuesta inmunitaria. La Soberana 3 solo usa la proteína S de la espiga y ha sido probada en 450 voluntarios que ya sufrieron COVID-19, como un potenciador de la inmunidad en personas convalecientes.
Según los científicos cubanos, el Instituto Finlay tiene una experiencia de décadas en esa tecnología de subunidades, la que es además muy barata y ya ha hado origen a la vacuna Cheimi-Hib, la primera de su tipo en ser aprobada en América Latina y la segunda en el mundo, contra ‘Haemophilus influenzae’ tipo b, cocobacilo responsable de enfermedades como meningitis, neumonía y epiglotitis.
“Soberana 2 y Abdala son las únicas vacunas latinoamericanas que se encuentran en la fase 3”.
—Abdala y Mambisa—
La vacuna Abdala, nombrada por el título de un poema de José Martí, y la Mambisa, vacuna intranasal nombrada en honor a los soldados que lucharon contra el dominio español a mediados y finales del siglo XIX, son vacunas producidas por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). Ambas vacunas insertan información genética en un microorganismo unicelular –la levadura ‘Pichia pastoris’– y es la que produce la proteína de la espiga. Su desarrollo se basa en la amplia experiencia del CIGB, que produce vacunas contra la hepatitis B que se usan en Cuba desde hace 25 años.
—Estudios clínicos—
Los estudios clínicos para probar la eficacia de sus vacunas han sido hechos en tiempo récord, aprovechando el infortunado aumento en el número de casos de COVID-19 en la isla. Pese a que estos permanecieron en niveles muy bajos durante el primer año de la pandemia, aumentaron explosivamente cuando Cuba abrió sus puertas al turismo en noviembre del 2020. La isla, que había reportado 12.225 casos confirmados en todo 2020, vio 31.465 casos confirmados solo en abril del 2021.
“Es importante recordar que la industria biotecnológica de Cuba tiene reconocimiento mundial”.
La Soberana 2 se estudió en un ensayo de fase 3 en 44.000 personas, una parte de las cuales recibió un placebo. Debido a la urgencia, los científicos cubanos condujeron otro ensayo de eficacia en 75.000 personas con la Soberana 2, esta vez sin placebo. Debido a que no todas se vacunaban al mismo tiempo, las personas que esperaban su turno para vacunarse sirvieron como grupo de control. En su reciente anuncio, los investigadores reportaron una eficacia de 62% en prevenir la infección, y se investiga si una tercera dosis pueda mejorar esa eficacia.
En vez de usar un placebo, la vacuna Soberana 1 es enfrentada directamente a la Soberana 2 en un ensayo de fase 2. Aún no se tienen resultados.
—Corolario—
Sin duda, el anuncio de que la vacuna Abdala tiene un 92% de eficacia para prevenir la infección la coloca en el mismo grupo de vacunas –como Pfizer, Moderna y Sputnik V– que tienen una eficacia superior al 90%. El mundo necesita miles de millones de dosis de vacunas para enfrentar la pandemia y, como se exigió de los demás fabricantes de vacunas, se espera ahora la publicación de reportes científicos revisados por pares.
VIDEO RECOMENDADO
¿Existe alguna relación entre la infertilidad masculina y las vacunas contra el COVID-19?
TE PUEDE INTERESAR
- El exitoso caso de vacunación en un pueblo de Brasil
- Las nuevas estrategias en el uso de vacunas
- La inequidad de las vacunas en el mundo
- Polémica por mascarillas en EE.UU.
- Las medidas de prevención deben ser replanteadas