La semana pasada, Essalud, mediante la directiva para la promoción y fomento de la alimentación saludable en todas las instalaciones del Seguro Social de Salud, dispuso que –en aras de mejorar el estado nutricional de los asegurados y visitantes– en todas sus instalaciones solo se ofertarán alimentos saludables.
Eso significa que de ahora en adelante ya no se venderá comida chatarra ni bebidas azucaradas en los centros de Essalud. No solo incluye a los locales donde se ven pacientes, sino también a los que realizan actividades administrativas, educativas o de otra índole.
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Sin duda que, además de combatir la obesidad en la población, esta medida abre paso para que otros establecimientos de salud –públicos y privados– se adecúen a las disposiciones de la Ley de Promoción de Alimentación Saludable de Niños, Niñas y Adolescentes. Este hecho permite también examinar algunas contradicciones entre la misión de organizaciones que promueven la salud y sus actividades comerciales.
—Farmacias y cigarros—
Desde hace muchos años –quizá como un rezago del tiempo en que no se sabía aún que el cigarrillo causaba enfermedad y muerte–, en EE. UU. se venden cigarrillos en las farmacias. Así, en una increíble contradicción, usted entra a la farmacia a comprar sus medicinas para la presión arterial, bronquitis o dolencias circulatorias, y en el mismo lugar se venden los causantes de esos problemas.
Fue recién en setiembre del 2015 que la cadena de farmacias CVS prohibió la venta de cigarrillos en los casi 7.800 locales de su propiedad. Al anunciar la medida –en febrero del 2014–, CVS aseguró que tomaba esa medida en aras de la salud de sus consumidores, sosteniendo que lo hacía a pesar de que dejaría de ganar 2.000 millones de dólares anuales por la venta de este producto. Los analistas no demoraron en aclarar que esa cantidad es una fracción de los 139.000 millones de dólares anuales que gana la empresa cada año.
La medida fue muy bien recibida por la población en general y un estudio –publicado en el 2017– demostró que durante los primeros ocho meses la venta de cigarrillos disminuyó en 1% (95 millones de cajetillas) en 13 estados. Eso debido a que los clientes de CVS fueron un 38% menos propensos a comprar cigarros.Es decir, la decisión tuvo un impacto positivo en la salud de sus consumidores.
—Alimentos en el hospital—
En los pasillos de los hospitales y las clínicas, usted encuentra máquinas dispensadoras de bebidas azucaradas, alimentos procesados y ultraprocesados, ricos en sal, grasas y azúcar. Es decir, el hospital –lleno de enfermos con padecimientos crónicos como cáncer, diabetes, infartos cardíacos, derrames cerebrales y otras complicaciones de la obesidad– vende en sus pasillos los mismos productos que contribuyen al desarrollo de varios males. Pero, además de esas máquinas, de sus cafeterías salen calientes las papas y pollos fritos, las hamburguesas y hot dogs, alimentos que sabemos contribuyen a la obesidad y sus complicaciones.
Más grave aún, un reporte del Comité de Médicos para una Medicina Responsable revela que algunos hospitales en EE. UU. tienen sucursales de cadenas de comida rápida en sus instalaciones, y denuncia contratos en los que el hospital debe ayudar en la promoción y venta de esos alimentos no saludables.
Sin embargo, algunas cadenas de hospitales estadounidenses –como Cleveland Clinic, Baylor y la Universidad de Pensilvania– han retirado de manera voluntaria las máquinas dispensadoras de alimentos procesados y bebidas azucaradas. La tendencia empezó en Inglaterra. En enero del2018, el hospital Tameside, en Manchester, fue el primero en prohibir la venta de comida chatarra y bebidas azucaradas.
—Medida pionera—
En ese contexto, no hay duda de que prohibir la venta de bebidas azucaradas y comida chatarra en los establecimientos de Essalud es positiva para salvaguardar la salud de su personal y de los familiares de sus pacientes.
Además de cumplir las normas sanitarias, tales como buenas prácticas de higiene y manipulación de alimentos, la resolución dispone que se ofrezcan alimentos cocinados a la plancha, horneados, hervidos, salteados o al vapor.
También dispone no colocar publicidad que promocione directa o indirectamente el consumo de productos que no propicien una alimentación saludable y –al igual que en los quioscos escolares– que no se vendan productos que no muestren los octógonos de advertencia de contenido de sal, grasas y azúcares.
—La ley y la trampa—
Al respecto de los octógonos, una reciente denuncia del excongresista Jaime Delgado, autor de la ley de alimentación saludable, llama la atención sobre una artimaña destinada a evadir la norma de exhibir esos gráficos en los productos.
Según el reglamento de advertencias, todo producto que tenga una superficie mayor de 50 centímetros cuadrados (10 centímetros de largo por 5 centímetros de ancho) debe llevar los octógonos de advertencia. Delgado afirma en un video que las galletas Casino de Alicorp, al haber disminuido el peso de las galletas de 47 a 43 gramos por paquete, han disminuido ligeramente la superficie de su envoltura a menos de 50 centímetros cuadrados, por lo tanto –con brillante argucia– ya no tienen la obligación de imprimir el octógono de advertencia.
Según Delgado, ahora se entiende por qué la industria se opuso a adoptar el estándar chileno, donde solo están exceptuados de mostrar los octógonos aquellos productos con menos de 30 centímetros cuadrados. Queda ahora en las autoridades el corregir esta tosca maniobra de burla de la ley, en desmedro de la salud de los niños y adolescentes peruanos.
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