Acabar con el sida en 2030 es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, pero otra pandemia, la del COVID-19, amenaza esa meta, al perturbar los esfuerzos de prevención, toma de conciencia y tratamiento de esta enfermedad, advierten los expertos con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el Sida.
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En 2021 se han cumplido 40 años desde que se reportaran en Estados Unidos los primeros casos conocidos de esta enfermedad y aunque el Programa Conjunto de la ONU sobre el VIH/sida (ONUSIDA) trabaja para lograr que no alcance el medio siglo, esta meta parece alejarse mientras el mundo se centra en combatir el coronavirus.
Durante el primer año de la pandemia, cuarenta países reportaron un descenso de las pruebas de detección del VIH, vitales para prevenir el avance del virus.
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La reducción de los programas de prevención en la actual crisis sanitaria y el cierre de las escuelas, donde se imparten muchos de los programas de prevención, han sido un duro golpe para ONUSIDA, que advierte que en esta década todavía podrían morir 7,7 millones de personas por sida si no se retoman o incluso aceleran las medidas de lucha.
”No se trata de elegir entre acabar con la pandemia del sida o prepararse para otras: hay que conseguir ambas cosas, es la única receta para el éxito, pero no estamos cerca de lograr ninguna de ellas”, lamentó la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima.
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”Aún es posible terminar con esta epidemia antes de 2030, pero ello requerirá reforzar las acciones y la solidaridad”, añadió en su mensaje para la celebración de este día internacional el secretario general de la ONU, António Guterres.
Cuatro décadas desde los primeros casos
Hace 40 años, el 5 de junio de 1981 el Morbidity and Mortality Weekly Report informó de cinco casos de neumonía por un hongo denominado entonces “pneumocystis carinii”, ligado a una supresión del sistema inmunológico, en cinco jóvenes de Los Ángeles, lo que se considera el primer registro oficial de personas con sida.
Desde entonces, esta enfermedad ha causado casi 35 millones de muertes (siete veces más que las provocadas hasta ahora por el COVID-19), aunque la mortalidad ha bajado desde que hace unos 20 años se alcanzaran máximos anuales en contagios y fallecimientos.
Desde 1998, el año en el que hubo más infecciones de VIH (2,8 millones) estas se han reducido en casi la mitad (1,5 millones en 2020) y las muertes, tras su pico en 2004 (1,8 millones), han caído a un tercio de lo que eran (680.000 el pasado año).
Vital en ello ha sido que el número de personas con acceso a antirretrovirales haya pasado de solo 560.000 a principios de este siglo (una de cada 40) a más de 28 millones en la actualidad.
África sigue concentrando buena parte de los seropositivos (25,3 millones) y de las muertes relacionadas con el sida (460.000), seguida por Asia (5,7 millones de personas que viven con VIH y 140.000 muertes), de acuerdo con cifras de 2019.
Discriminación laboral
El VIH/sida no solo está ligado a cuestiones sanitarias sino también sociales, ya que pese a décadas de concienciación, los seropositivos siguen sufriendo discriminación en ámbitos como el laboral.
En este sentido, un sondeo publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en colaboración con la empresa especializada en sondeos Gallup International, revela que alrededor de un 40% de los encuestados afirman no estar de acuerdo con la integración de personas con VIH/sida en su ámbito laboral.
Todavía más, un 60%, apoyan la obligatoriedad de las pruebas del VIH en el trabajo, según el sondeo realizado entre 55.000 personas de medio centenar de países también con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el Sida.
Estas actitudes estigmatizadoras y discriminatorias se ven alimentadas por el desconocimiento acerca de la transmisión del virus, ya que un preocupante porcentaje, de más del 70%, creen que pueden contagiarse con un simple abrazo o apretón de manos.
”Resulta chocante que, tras 40 años de epidemia de VIH y SIDA, los mitos y las ideas erróneas sigan estando tan extendidas”, afirmó al comentar el estudio la jefa de la Sección de Género, Igualdad, Diversidad e Inclusión (GEDI) de la OIT, Chidi King.
Del lado positivo, el estudio indica que las regiones donde más persiste el estigma hacia los seropositivos son Asia y el norte de África, donde casi la mitad de su población se muestra en contra de integrar a las personas con VIH en el ámbito laboral.
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