La misión de exoplanetas Cheops de la ESA ha revelado que un exoplaneta que orbita alrededor de su estrella anfitriona tiene una forma deformada más parecida a una pelota de rugby que a una esfera.
Esta es la primera vez que se detecta la deformación de un exoplaneta, lo que ofrece nuevos conocimientos sobre la estructura interna de estos planetas ‘abrazadores’ de estrellas, informa la ESA en un comunicado.
El planeta, conocido como WASP-103b, se encuentra en la constelación de Hércules. Ha sido deformado por las fuertes fuerzas de marea entre el planeta y su estrella anfitriona WASP-103, que es unos 200 grados más caliente y 1,7 veces más grande que el Sol.
Usando nuevos datos del telescopio espacial Cheops de la ESA, combinados con datos que ya habían sido obtenidos por el Telescopio Espacial Hubble de la NASA/ESA y el Telescopio Espacial Spitzer de la NASA, los astrónomos ahora han podido detectar cómo las fuerzas de marea deforman el exoplaneta WASP-103b, transformando su aspecto de la habitual esfera a una pelota de rugby.
Cheops mide los tránsitos de exoplanetas: la disminución de la luz que se produce cuando un planeta pasa frente a su estrella desde nuestro punto de vista. Por lo general, estudiar la forma de la curva de luz revelará detalles sobre el planeta, como su tamaño. La alta precisión de Cheops junto con su flexibilidad de puntería, que permite que el satélite regrese a un objetivo y observe múltiples tránsitos, ha permitido a los astrónomos detectar la diminuta señal de la deformación de marea de WASP-103b. Esta firma distintiva se puede utilizar para revelar aún más sobre el planeta.
“Es increíble que Cheops haya podido revelar esta pequeña deformación”, dice en un comunicado Jacques Laskar del Observatorio de París, Université Paris Sciences et Lettres, y coautor de la investigación. “Esta es la primera vez que se realiza un análisis de este tipo, y podemos esperar que la observación durante un intervalo de tiempo más largo fortalezca esta observación y conduzca a un mejor conocimiento de la estructura interna del planeta”.
El equipo pudo utilizar la curva de luz de tránsito de WASP-103b para derivar un parámetro, el número de Love, que mide cómo se distribuye la masa dentro de un planeta. Comprender cómo se distribuye la masa puede revelar detalles sobre la estructura interna del planeta.
“La resistencia de un material a la deformación depende de su composición”, explica Susana Barros, del Instituto de Astrofísica e Ciências do Espaço y la Universidad de Oporto, Portugal, y autora principal de la investigación. “Por ejemplo, aquí en la Tierra tenemos mareas debido a la Luna y al Sol, pero solo podemos ver las mareas en los océanos. La parte rocosa no se mueve tanto. Al medir cuánto se deforma el planeta, podemos decir cuánto es rocoso, gaseoso o agua”.
El número de Love para WASP-103b es similar a Júpiter, lo que sugiere tentativamente que la estructura interna es similar, a pesar de que WASP-103b tiene el doble de radio.
“En principio, esperaríamos que un planeta con 1,5 veces la masa de Júpiter tuviera aproximadamente el mismo tamaño, por lo que WASP-103b debe estar muy inflado debido al calentamiento de su estrella y quizás a otros mecanismos”, dice Barros.
“Si podemos confirmar los detalles de su estructura interna con futuras observaciones, tal vez podamos entender mejor qué es lo que lo hace tan inflado. Conocer el tamaño del núcleo de este exoplaneta también será importante para comprender mejor cómo se formó”.
Dado que la incertidumbre en el número de Love sigue siendo bastante alta, se necesitarán futuras observaciones con Cheops y el Telescopio Espacial James Webb (Webb) para descifrar los detalles. La altísima precisión de Webb mejorará las mediciones de la deformación de las mareas de los exoplanetas, lo que permitirá una mejor comparación entre los llamados “Júpiter calientes” y los planetas gigantes del Sistema Solar.
Otro misterio también rodea a WASP-103b. Las interacciones de las mareas entre una estrella y un planeta muy cercano del tamaño de Júpiter generalmente harían que el período orbital del planeta se acortara, acercándolo gradualmente a la estrella antes de que finalmente sea engullido por la estrella madre. Sin embargo, las mediciones de WASP-103b parecen indicar que el período orbital podría estar aumentando y que el planeta se está alejando lentamente de la estrella. Esto indicaría que algo más que las fuerzas de marea es el factor dominante que afecta a este planeta.
Barros y sus colegas observaron otros escenarios potenciales, como que una estrella compañera del anfitrión afectara la dinámica del sistema o que la órbita del planeta fuera ligeramente elíptica. No pudieron confirmar estos escenarios, pero tampoco pudieron descartarlos. También es posible que el período orbital en realidad esté disminuyendo, en lugar de aumentar.