La NASA detectó la onda de choque provocada por la erupción submarina explosiva de Tonga el pasado enero moviéndose a través de la atmósfera superior de la Tierra.
Cuando el volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai entró en erupción el 15 de enero de 2022, desató una violenta explosión con una fuerza equivalente a entre 4 y 18 megatones de TNT, según estimaciones del geólogo de la NASA Jim Garvin.
Esta explosión produjo una onda de choque acústica que fue lo suficientemente fuerte como para perturbar la ionosfera, la capa exterior de la atmósfera que comienza a 80 a 90 kilómetros sobre la superficie de la Tierra y contiene electrones ionizados por la energía del Sol, según las mediciones del Sistema de Posicionamiento Global Diferencial Global (GDGPS) administrado por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
La erupción también provocó un tsunami, que se vio reforzado por las ondas de presión atmosférica de la explosión, un fenómeno conocido como meteotsunami. La deformación de la superficie del océano a causa de estas grandes olas perturbó aún más la ionosfera. El GDGPS observó perturbaciones ionosféricas provocadas por la explosión y el posterior meteotsunami en tiempo real, informa la NASA.
El sistema monitorea la densidad de electrones en la ionosfera (medida como unidades de contenido total de electrones, o TECU) mediante el seguimiento del retraso de las señales de los sistemas globales de navegación por satélite (GNSS) a medida que viajan a través de la atmósfera.