Pocos componentes son tan nutritivos para la fantasía humana como la posibilidad de movernos a nuestro antojo por el tiempo. Cada cierto tiempo algún laboratorio anuncia algún avance en este sentido, pero aún no parece que llegue el momento en el que podamos comprar un ticket al siglo pasado. Ahora, un investigador de la Universidad de British Columbia (EE.UU.) asegura que, matemáticamente, el viaje en el tiempo se puede formular.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
El científico es Ben Tippett, profesor de matemáticas y física en esta universidad y especialista en la teoría de la relatividad general de Einstein. Su estudio sobre la viabilidad del viaje en el tiempo ha sido publicado en la revista “Classical and Quantum Gravity”. El modelo presentado revela, matemáticamente, esta posibilidad, aunque habría que hallar los materiales adecuados para construir la máquina del tiempo. El problema es que estos elementos aún no se han descubierto: formarían parte de lo que se llama materia exótica (toda aquella que no cumple las leyes de la física observable), y -según el trabajo- se utilizaría para “doblar el espacio-tiempo”.
Para su investigación, Tippett creó un modelo matemático denominado TARDIS (Traversable Acausal Retrograde Domain in Space-time), tomando prestado el nombre de la máquina del tiempo empleada por el personaje de la serie televisiva de ciencia ficción “Doctor Who”. El experto describe su formulación como una burbuja de geometría espaciotemporal que transporta su contenido hacia delante y hacia atrás a través no solo del espacio, sino también del tiempo, mientras recorre un gran camino circular. Esta burbuja se mueve a velocidades ocasionalmente mayores que la de la luz, lo que provoca los saltos al pasado.
Para Tippett, la división del espacio en tres dimensiones, separadas del tiempo, es incorrecta. Él propone que las cuatro dimensiones sean imaginadas simultáneamente. Su modelo se basa en la teoría de Einstein, según la cual la curvatura del espacio-tiempo explicaría las órbitas curvas de los planetas. En un espacio-tiempo plano -o no curvado-, los planetas y las estrellas se moverían en líneas rectas. En las proximidades de una estrella masiva, la geometría espacio-tiempo se curva y las trayectorias rectas de los planetas cercanos seguirán la curvatura y se doblarán alrededor de la estrella.
“Mi modelo de una máquina del tiempo usa el espacio-tiempo curvado para doblar el tiempo hasta crear un círculo para los pasajeros, que nos pueda hacer retroceder en el tiempo”, explica el experto. “Hay evidencia de que cuanto más cerca de un agujero negro estemos, el tiempo se mueve más lento“, agrega.
El escritor Herbert George Wells popularizó el término máquina del tiempo, fijando la idea de que es necesaria una especie de caja especial para estas travesías. Y eso aún está lejos de ser una realidad. Aunque Tippett asegura que es posible describir este tipo de viajes en el tiempo usando una ecuación matemática, duda que alguien construya alguna vez un aparato con los materiales necesarios para que funcione.
Aunque hay evidencias de la existencia de algunos tipos de materia exótica, los ladrillos con los que -según este investigador- podría llegar a construirse este artilugio aún no se han descubierto. Sin embargo, algunas de sus propiedades se han podido recrear en un laboratorio. Recientemente, investigadores de la Universidad de Washington (EE.UU.) han conseguido crear un fluido de átomos muy frío que actúa como si tuviera masa negativa; es decir, que cuando el material es empujado en una dirección, acelera en la dirección opuesta a la del impulso. ¿Un rayo de optimismo?
Fuente: N+1