Sam Altman es uno de los personajes más relevantes en los últimos años, en especial tras la creación del ChatGPT que revolucionó la inteligencia artificial. Pero ya no es suficiente para el fundador de la marca OpenAI.
El nuevo reto ahora está en los chips. Y esta idea nace de la necesidad de satisfacer la creciente necesidad de semiconductores de su empresa, además de reducir la dependencia que hoy se tiene con Nvidia, el principal fabricante de chips.
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Un informe de Blomberg muestra la intención de Altman, y para esto se encontraría en conversaciones con el jeque Tahnoon bin Zayed al-Nahyan, el grupo G42, el fabricante taiwanés de chips Taiwan Semiconductor Manufacturing Co., y con SoftBank Group Corp.,
Pero se trata de una tarea nada fácil. Además de necesitarse una serie de fábricas de última tecnología, sobre todo lo que se necesita es dinero, y se habla de decenas de miles de millones de dólares.
Para el creador del ChatGPT es importante aumentar la oferta, sobre todo para garantizar el avance de la tecnología hacia finales de la década. Para esto ha iniciado una campaña de recaudación de fondos.
Los chips o semiconductores se han convertido en un objeto preciado para las firmas tecnológicas, que hoy en día trabajan más con la inteligencia artificial que demanda más potencia informática y de procesadores.
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