La Isla de la Tortuga, uno de los rincones más atrasados de la nación más pobre de América, ha tenido siempre una historia compleja y muchas veces trágica.
En épocas coloniales, esta isla haitiana era conocida como centro de operaciones para varios de los más legendarios piratas del Caribe.
En años más recientes, se ha hecho conocer por ser punto de partida para migrantes de esa empobrecida nación que se hacen a la mar en embarcaciones precarias con la esperanza de llegar a Estados Unidos, un viaje que termina con muchos de ellos ahogados en el Caribe o devorados por los tiburones.
Pero en medio de las épicas dificultades económicas de Haití, el gobierno de ese país busca ahora convertir a la isla en un núcleo de turismo internacional, como parte de una estrategia para posicionar al país en la industria turística del Caribe.
El año pasado firmó un acuerdo con la firma estadounidense de cruceros Carnival para la construcción de un puerto de US$70 millones en la Isla de Tortuga, que recibiría a buques llenos de turistas occidentales deseosos de bañarse en las paradisíacas playas de la región.
Puede que no sea el primer sitio en donde se le ocurra pensar para unas vacaciones de crucero, sol y la playa, pero un rival de Carnival, Royal Caribbean, ya opera un muelle similar en otro puerto haitiano, Labadie.
El gobierno de Haití también busca que se emprendan desarrollos turísticos también en la isla de La Vaca, que en el siglo XVII fue nada menos que el escondite del pirata Henry Morgan.
Y que hoy, al igual que la isla de la Tortuga, es vista como una mina de oro sin explotar por las autoridades turísticas haitianas.
CAMPAÑA DE TELEVISIÓN
Las autoridades haitianas tienen tanta confianza en el potencial del turismo que encargaron lo que en otro momento habría sonado quijotesco: una campaña publicitaria por televisión para convencer a más estadounidenses que visiten la isla en sus vacaciones.
El comercial se está emitiendo en Nueva York desde comienzos de año.
En 2013 la isla recibió unos US$200 millones en turismo extranjero.
Y en 2014 llegaron 465.000 visitantes, 65% de ellos provenientes de Estados Unidos.
Una cifra que la ministra de turismo de Haití, Stephanie Villedrouin, espera aumentar con la propaganda.
“Haití está tomando un gigantesco salto hoy para recapturar su lugar como uno de los principales destinos turísticos del Caribe”, le dijo a los medios en febrero pasado cuando lanzó la campaña publicitaria.
En efecto, Haití fue alguna vez conocida como la “Perla de las Antillas”, y hasta los años 80 del siglo pasado recibía muchos más visitantes.
Entre ellos, una joven pareja estadounidense de recién casados, que llegaron a pasar ahí su luna de miel en 1975.
Bill y Hillary Clinton se convertirían con el tiempo en notorios promotores de la isla.
Y el expresidente estadounidense, a través de su fundación, apoyó contactos entre el gobierno de Haití y empresarios europeos que llevaron a la construcción y reciente inauguración, a comienzos de este año, de un hotel de lujo en la capital, Puerto Príncipe, que generó 200 nuevos puestos de trabajo, según indica en su página web la Fundación Clinton.
CONTROVERSIA
Pero no todos están de acuerdo con esta estrategia gubernamental de desarrollo.
Muchos no relacionan a Haití como un destino turístico. El gobierno quiere cambiar eso. (Foto: AP)
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Para algunos, la ofensiva turística de Haití enriquecerá a algunos extranjeros, pero representará poco para la sufrida población local.
“Las inversiones están siendo realizadas en su mayoría por extranjeros y muchas de las utilidades serán repatriadas”, dice el profesor Alex Dupuy, experto en desarrollo económico haitiano de la Universidad Wesleyan en EE.UU.
“El turismo podría beneficiar a la población si los hoteles compran su comida de fuentes locales y contratan mano de obra haitiana pagando buenos sueldos, lo que es dudoso que ocurra”, señala Dupuy a BBC Mundo.
“Ha habido algún aumento en la contribución que el turismo ha hecho al PIB de Haití, de hasta 6%, pero no es claro si Haití puede convertirse en una atracción turística de la región”, particularmente con rivales tan poderosos como la vecina República Dominicana y Cuba despues de la apertura a Estados Unidos, entre otros.
Dupuy se declara escéptico sobre los beneficios que podrían traer los nuevos terminales de cruceros como el que se planea en la Isla de Tortuga.
“Los turistas no salen mucho de los enclaves y no gastarían tiempo o dinero en ciudades alrededor de estos enclaves”.
BBC Mundo consultó a Carnival, la empresa de cruceros estadounidense involucrada en el proyecto de la Isla de Tortuga, que declinó comentar sobre el asunto.
Dupuy también apunta a las dificultades que han tenido los proyectados desarrollos turísticos en la Isla de la Vaca por motivo de disputas de tierras entre el gobierno y habitantes locales.
“Expropiaron a campesinos en la zona pero los líos de tierras han obstaculizado el desarrollo de proyectos en esa región”, advierte.
BBC Mundo también intentó comunicarse con funcionarios del gobierno haitiano para este artículo pero no obtuvo respuesta.
A PEQUEÑA ESCALA
Otros extranjeros están invirtiendo en turismo en Haití, pero a una escala menor que, argumentan ellos, deja más beneficios para los haitianos y sus visitantes.
En los últimos años también han empezado a estructurarse algunos programas de turismo cultural a Haití. (Foto: My Haiti Travels)
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Dina Simon opera My Haiti Travels, una pequeña empresa con sede en Nueva York que ha llevado a más de un centenar de personas en tours pequeños a Haití.
“Todas las islas del Caribe tienen playas y todas son lo mismo. Deberían enfocarse en el turismo cultural a Haití”, le dice Simon a BBC Mundo.
Los lleva a conocer aspectos de esa sociedad como la cultura del vudú, restaurantes y mercados autóctonos, además de la playa.
Asegura que su empresa busca trabajar con tiendas y hoteles familiares buscando que las comunidades locales se beneficien.
Por supuesto, el volumen de negocios que generan estas operaciones turísticas “boutique” nunca será comparable al de los miles de visitantes que genera la industria moderna de cruceros y hoteles de alta gama.
Por lo que sin duda se seguirán escuchando voces que justifican la decisión del gobierno de Haití de buscar, al igual que sus vecinos en el Caribe, una porción de ese jugoso mercado.