Hacer que los niños participen en la cocina, ya sea en clases o en casa, hace que sean más propensos a comer alimentos saludables, según un estudio.
Los programas y las clases de cocina para los niños parecen influir de manera positiva en las preferencias y conductas alimentarias de los niños.
Y aunque la revisión no observó los efectos a largo plazo de esos programas, los hallazgos sugieren que dichos programas podrían ser de ayuda para que los niños creen hábitos saludables duraderos.
“Es importante que los niños se expongan a los alimentos sanos de una manera positiva”, dijo Derek Hersch, autor principal del estudio y especialista de la Fundación para el Instituto del Corazón de Minnesota y que también trabaja en un programa educativo de cocina llamado Food Explorers
“Crear hábitos y conductas a esta edad es lo más importante de esto”, señaló.
Los investigadores hicieron una revisión de ocho estudios que evaluaron diferentes tipos de programas educativos de cocina. El rango de edad de los niños que asistieron a estas clases fue de entre 5 y 12 años. El objetivo era aprender más sobre el desarrollo de un programa eficiente que promueva la elección de alimentos saludables a lo largo de toda una vida.
Algunas de las tendencias que los investigadores observaron incluyeron un incremento en el consumo de frutas, vegetales y fibra dietética, un incremento en la disposición para probar nuevos alimentos y una mayor confianza en la habilidad para prepararlos.
OBESIDAD INFANTIL
Esta investigación llega en un momento en que las tasas de obesidad infantil han aumentado con rapidez.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU., más de un tercio de los adolescentes del país eran obesos en 2012.
Las personas son más propensas a comer en restaurantes, donde las comidas tienen una mayor densidad calórica y son menos nutritivas.
Sara Haas, vocera de la Academia de Nutrición y Dietética, indicó que el tiempo es un factor. “Los padres no tienen tiempo y quizás tampoco han aprendido a cocinar comida saludable”, señaló.
“Si se consigue que los niños participen en la cocina, están un 100 por ciento interesados y quieren hacer más cosas. Es sorprendente”, dijo Haas, que también es chef.
Los programas educativos de cocina, como Food Explorers, enseñan a los niños nuevos alimentos saludables y cómo prepararlos. También enfatizan la importancia de comer cinco frutas y verduras al día.
Tanto Hersch como Haas enfatizaron la importancia de que los padres se impliquen en los hábitos alimentarios de sus hijos.
Si no pueden inscribir a sus hijos en una clase de cocina pueden conseguir unos beneficios parecidos si hacen que sus hijos les ayuden a preparar la comida en casa, comentó Hersch.
Los niños están más cómodos en casa, lo que les hace más receptivos a los alimentos nuevos porque los relacionarán con una experiencia positiva, según Hersch.
Además también es beneficioso sentimentalmente que padres e hijos cocinen juntos porque así pasan más tiempo los unos con los otros y los más pequeños tienden a sentirse más independientes y orgullosos.