Pedir permiso para ir a una fiesta, hacer una noche de pijamada o pasar una reunión en casa de los amigos puede convertirse en la excusa perfecta para que los chicos escapen de la vigilancia parental durante varias horas. Con los cambios hormonales a flor de piel, muchos padres temen que este impulso resulte sobre estimulado por la presión del grupo de amigos o por la influencia de los medios de comunicación. Pero una vez que nuestras sospechas están confirmadas, lo peor que podemos hacer es callar.
Descubrir que nuestro hijo o hija menor de edad mantiene una vida sexual activa es un hecho que nos va a intranquilizar, sobre todo si en casa el hablar de sexo se mantuvo como un tema tabú. De madre a hija En el caso de las chicas, es deseable que sea la madre quien se acerque a conversar con ella y, para los hijos varones, una conversación con el padre o una figura paterna podría facilitar el diálogo.
Es importante que los padres no juzguen y comprendan que los hijos son seres con deseo y disfrute. Por el contrario, la función que tienen ahora es la de ser guías para enseñarles a respetar su cuerpo y a depositar el placer en el mismo plano que el amor.Iniciarse sexualmente tiene ventajas y desventajas, eso es algo que los chicos todavía no pueden poner en perspectiva y es importante que los padres se las expliquen. Ellos deben comprender que la sexualidad implica asumir ciertas responsabilidades, como la prevención del embarazo y la transmisión de enfermedades.
NUNCA ES TARDE
Si consideran que es demasiado pronto para que los hijos empiecen la actividad sexual, algunos padres sentirán que han fallado, pero nunca es tarde para conversar con los hijos y abrir canales de comunicación.
Como ahora los chicos pueden ingresar a la universidad y vivir el día a día con independencia, es importante que la casa sea un lugar donde puedan recibir consejos que, de otra manera, buscarían en los amigos.
Es un tema complejo dentro de la familia y son las hijas quienes suelen llevar la parte más difícil en cuanto a discusiones y permisos. Si la menor es quien pide visitar a un ginecólogo para una mayor orientación, la madre debe acompañarla, pero no necesariamente entrar a la consulta. Lo mejor es no invadir su privacidad y darle todas las facilidades para que se convierta en una adulta responsable.
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